El pacto de la Moncloa puede congelar los salarios en muchas empresas
El pacto de la Moncloa, que parece haber metido bajo los ojos de un Guadiana el interés de la política parlamentaria del país, puede comenzar a saltar a la palestra a cuenta de imprevisibles repercusiones económicas, hasta ahora sólo someramente enunciadas. No se trata ya del temor a la falta de liquidez de miles de empresas para afrontar la paga extraordinaria de Navidad, sino de que el pacto puede implicar (al menos para aquellas empresas de política laboral más progresiva) una mera congelación de salarios en 1978. A la postre, el pacto de la Moncloa se cierne sobre la masa trabajadora del país como una simple y llana medida de tapón sobre los sueldos.
La aplicación del pacto de la Moncloa, en efecto, supondrá prácticamente una congelación de los salarios (en términos monetarios constantes), para aquellas empresas que a lo largo del año 1977 hayan acordado elevaciones salariales mediante convenio. Esta situación está siendo comprobada en numerosas empresas y plantea serios problemas de cara a la negociación de la aplicación de los términos salariales del pacto a partir del primero de enero.Una empresa o sector que en Julio practicara un aumento salarial en cuantía similar a la elevación del coste de la vida en el semestre anterior, más dos puntos, se encontrará con que el aumento salarial máximo que podrá aplicar en el mes de enero próximo y pagar a lo largo de 1978, no podrá ser superior al 14,6% sobre el salario mensual percibido en el semestre anterior. Si la subida en julio fue sólo del coste de la vida (13,3 %), el aumento a aplicar en enero de 1978 no podrá sobrepasar el 16% sobre los seis meses anteriores y tendrá que mantenerse constante todo el año. Ello impedirá aplicar las revisiones salariales fijadas en muchos convenios para el mes de julio próximo.
Se da el caso de algunas empresas con incrementos salariales parciales conseguidos en el año 1977 que suponen un aumento de hasta el 3 5 %, entre el salario abonado en enero pasado y el de este mes de diciembre, para las cuales el pacto de la Moncloa significa que en 1978 no se podrá practicar más que una mínima subida inferior, en todo caso, al 5 o 6 %.
Los convenios con revisión salarial semestral son numerosos en los últimos años, ya que el crecimiento del coste de la vida provocó que los trabajadores presionaran para conseguir aumentos frecuentes en sus salarios. Los convenios importantes de sectores o grandes empresas contemplan en la mayoría de los casos revisiones semestrales.
Para empresas medias y pequeñas el problema básico que se plantea, aparte del anterior, es el de la regulación de sus contabilidades con desaparición de la doble contabilidad, que en muchos casos es utilizada para abonar compensaciones salariales a sus empleados.
A nivel de sueldos de ejecutivos y de rentas salariales situadas en tomo al millón de pesetas anuales se plantea, además, el problema del recargo transitorio en el IRTP - impuesto sobre el rendimiento del trabajo personal -, que, añadido al reparto lineal de los incrementos salariales, supondrá en muchos casos una disminución real en sus actuales percepciones, aun sin considerar los efectos de la depreciación de la moneda.
Un efecto curioso de esta situación es la posibilidad de que, en el caso de que se cumplan rigurosamente las disposiciones del pacto, las empresas recurran a la vía de aumentos de plantilla que eliminen horas extraordinarias y permitan, así, aumentar la masa salarial para el personal empleado en el año anterior, y que tengan efectos también sobre la reducción de jornada laboral de sus antiguos trabajadores. Lo que no se compense por salarios se hará por jornada laboral.
Finalmente, queda aún pendiente, y muchos empresarios lo señalan, el establecimiento de la normativa sobre el abono de las cuotas de Seguridad Social y la regulación del aumento de las mismas hasta el 18 %.
En resumen, comienzan a verse claramente los problemas prácticos de la aplicación del pacto de la Moncloa, que para algunas empresas, más favorecidas anteriormente, supondrá una congelación real de salarios.
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