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Rechazo británico al sistema de elección proporcional para el Parlamento Europeo

Gran Bretaña ha vuelto a poner anoche de relieve que su corazón esta lejos de Europa, por lo menos de la Europa comunitaria, representada por los nueve. Por una diferencia de casi cien votos, los Comunes rechazaron el proyecto de elecciones al Parlamento Europeo por el sistema proporcional, preconizado por la CEE y el Gobierno del señor Callaghan, y dieron su aprobación al sistema electoral de mayoría simple, que es el vigente en Gran Bretaña.La votación, cuyos resultados se conocieron casi a las doce de la noche, pone en entredicho el pacto laboristas-liberales, en virtud, del cual gobierna el señor Callaghan, y echa definitivamente el cierre a la posibilidad de que las elecciones al Parlamento Europeo se celebren, en la primavera del año próximo, como estaba previsto.

El resultado del escrutinio, para el que los dos grandes partidos británicos habían relevado a sus miembros de la disciplina de voto, ha suscitado a la hora de transmitir esta crónica las primeras reacciones liberales. David Steel, líder del partido, ha anunciado para hoy una reunión del Comité liberal, que decidirá la suerte de su alianza con los laboristas. Los liberales habían. hecho cuestión de principio la aprobación del sistema proporcional, que les permitiría tener asiento en el Parlamento de Estrasburgo a pesar de su escasa representación en el Parlamento de Londres.

Los principales diarios británicos se pronunciaban ayer a favor de la opción derrotada, arguyendo que facilitaría las relaciones de este país con el resto de los comunitarios y contríbuiría, de una vez por todas, a disipar las dudas que sobre la actitud europeísta de Gran Bretaña mantienen los ocho restantes miembros de la CEE. El presidente francés, Giscard d'Estaing, declaraba ayer, al abandonar Londres, que las elecciones europeas se celebrarían en 1978. Callaghan, cauto, añadió rápidamente: «...o en 1979», con lo que implícitamente estaba quitando hierro a la decisión del Parlamento británico horas después.

La derrota de la iniciativa laborista -de «votación contra la democracia» la calificaba anoche en televisión un diputado liberal-, que es en segundo grado una nueva derrota de la idea europea, traduce el miedo profundo con que los británicos, de un partido u otro, ven un poder federal ajeno a Estminster y un sistema electoral, -el proporcional, tan ajeno a su tradición política de la mayoría simple.

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