La grúa nocturna, un tapón en el centro de Madrid
Las actuaciones nocturnas del servicio de grúa y la colocación de cepos a los coches mal aparcados en zonas céntricas de Madrid ocasiona, cada noche, espectaculares atascos en la circulación y sonoros enfados entre los automovilistas que los sufren.La estrechez de las calles de la zona centro, especialmente las de la zona comprendida entre las calles de Barquillo y Hortaleza, obliga a que los conductores sean desviados cada vez que en ellas entra la grúa. Si ésta entra, se acabó la circulación. Todo queda paralizado.
El caos circulatorio se hace especialmente notable en estos puntos debido a la cantidad de bares y pubs que se encuentran en la zona. Quienes a partir de las doce de la noche tienen la pretensión de tomar una última copa en el Armadillo, el Azur, el Sapo, la Bohemia o Libertad-8, pueden encontrarse con la desagradable sorpresa de verse desviados hacia José Antonio, por un extremo, o hacia la plaza de Alonso Martínez, por otro. Si habías conseguido entrar, te puede tocar esperar durante más de una hora hasta que la grúa o el cepo finalicen su operación limpieza. Si lo que se pretende es entrar, se puede ir cambiando de idea, porque mientras los servicios municipales descongestionan la calle pueden cerrar todos los bares de Madrid.
La pasada noche, un grupo de personas que esperaban a que la grúa terminara de llevarse todos los coches mal aparcados -pese a lo cual no obstruían la circulación- estudiaba la posibilidad de llamar a una segunda grúa que retirara de enmedio al único vehículo que impedía la circulación rodada: precisamente la grúa municipal.
Seria de desear que antes de poner en funcionamiento la grúa nocturna se estudiara si su empleo va a descongestionar un tráfico ya de por sí difícil, o va a convertir el centro en un atasco de hora punta.
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