Los masones apoyan el Estado monárquico
El Grande Oriente Español, única obediencia masónica española reconocida como legal y legítima por los Grandes Comendadores del Grado 33, acaba de hacer su presentación en Madrid después de casi cuarenta años de prohibición y persecución a muerte.Las tres cabezas visibles de la masonería simbólica española (Jaime Fernández Gil, G. M.; Antonio Villar, G. M. A., y Antonio García Borrajo, G. O.) desvelaron su identidad ante la prensa en una breve reunión en la que manifestaron su resolución de luchar «contra los prejuicios que cuarenta años de historia han vertido sobre nosotros». Jaime Fernández Gil, gran maestre masón, escritor y periodista, lo recalcó una vez más: «No somos una sociedad secreta, sino discreta.» Fundada en 1780, en el espíritu de la Constitución de Anderson, elaborada en Londres en 1723, el Grande Oriente Español es una obediencia simbólica exclusivamente masculina que intenta recoger todos los fragmentos de ese «cuerpo decapitado» que ha sido la masonería hasta hoy.
Junto al gran maestre, el gran maestre adjunto, Antonio Villar, abogado del Ilustre Colegio de Madrid, manifestó que hasta ahora no existen datos fiables sobre el número de masones que hay -en España porque «todavía -dijo- carecemos de una estructuración como organización».
Franco, un enigma
El señor Fernández Gil manifestó, asimismo, que la masonería no es un grupo político ni religioso aunque es imprescindible tener una creencia en un «sumo arquitecto»; «recientemente- manifestó el gran maestre- hemos elevado una memoria a las autoridades eclesiásticas precisamente para aclarar que nuestra obediencia no es en modo alguno anticlerical, como no lo es la masonería regular». «Nosotros apoyamos -manifestó, asimismo- el Estado monárquico como Estado de Derecho; si éste no existiera, la masonería no podría funcionar como tal, puesto que no lo hacemos en Estados no democráticos.»En relación,con las informaciones aparecidas en la prensa respecto a la posible petición de ingreso en la masonería de Francisco Franco, el gran maestre consideró que se trataba de una hipótesis no confirmada y sobre la que albergaban serias dudas. «Se trata de declaraciones hechas por una persona no autorizada.»La masonería española se define como una organización de élite y no de masas, destinada a lograr un mejoramiento de la vida y de la sociedad. La Institución Libre de Enseñanza nació como una idea masónica, aunque muchos de los que pasaron por ella no fueron nunca masones. El patrimonio masónico español, y gran parte de los archivos de esta organización se encuentran en Salamanca, si bien, según expresó el señor Villar «acabamos de elevar nuestra más enérgica protesta a las autoridades competentes, porque no hace mucho sabemos que se han destruido varios símbolos de nuestra organización».
A pesar del oscurantismo que ha rodeado a la masonería y ha hecho de esta organización que sólo en Estados Unidos cuenta cinco millones de miembros, entre ellos el ex presidente Ford, una especie de secta extraña, los asistentes a la rueda de prensa la definieron como progresista; «en Francia los masones han apoyado la anticoncepción, la liberación de la mujer, y si aquí no lo hemos hecho es porque la masonería legalmente no existía».
Apolíticos y aconfesionales, los masones, casi paralelamente a su presentación pública, han enviado sendos telegramas de pésame al señor Martín Villa y al gobernador civil de Pamplona, por la muerte del comandante de la Policía Armada asesinado recientemente en dicha ciudad. Su deseo es el de integrarse plenamente en la vida española, para lo cual tienen proyectadas toda una serie de conferencias en las que se proponen explicar, a quien quiera oírles, lo que la masonería española puede aportar hoy a la sociedad de nuestros días.
Por encima de la masonería simbólica que ayer se presentó públicamente, existe la masonería filosófica de más alto nivel, cuyo gran comendador del Supremo Consejo Español del Grado 33 es el catedrático de Derecho de la Universidad Autónoma de México Juan Pablo García Alvarez. Esta última aún no ha salido en España a la luz pública, aunque tal vez lo haga próximamente si los trámites de ligalización continúan adelante.
En principio la masonería española será legalizada en el marco de la ley de Asociaciones de 1964, que según manifestó el gran orador, en funciones de ministro de Estado, Antonio García Borrajo, «no se ajusta plenamente a lo que es la masonería». Son pocos los detalles que es necesario retocar para que esta situación de libertad provisional desaparezca. Mientras tanto y a pesar de que ninguna encuesta ni sondeo público se ha realizado, los masones espa ñoles están convencidos de poder romper la mala imagen que se les ha adjudicado tras la guerra civil, «como lo han conseguido algunos grupos políticos».
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