Centrales Sindicales critican el debate Cacho-Redondo en televisión

La casi generalidad de las centrales sindicales, e incluso sus propias bases, han criticado la intervención de los secretarios generales de UGT y CCOO, Nicolás Redondo y Marcelino Camacho, respectivamente, en el programa Cara a cara emitido por RTVE anteanoche. Actuó como moderador del debate el periodista Federico Prat, miembro de UCD y director general de Prensa de la Vicepresidencia Política.Las opiniones de ambos líderes ante las cámaras de televisión, centradas en el tema de las elecciones sindicales, constituyeron una continua muestra de las discrepancias existentes -entre los planteamientos sindicales de ambas centrales. Desde la reconocida vinculación ideológica de la UGT con el PSOE a la reiterada independencia de CCOO del PCE, Nicolás Redondo y Marcelino Carnacho sostuvie ron argumentos enfrentados, llegándose en algún momento al insulto personal. Concretamente, el señor Redondo aseguro que el señor Camacho mentía -«mientes, Marcelino, y tú lo sabes», dijo el dirigente ugetista- al ofrecer determinados datos sobre las elecciones sindicales ya celebradas en algunas empresas.

En cuanto al sistema electoral a que deberían ajustarse los próximos comicios sindicales, ambos líderes sostuvieron sus ya conocidas posturas: CCOO, listas abiertas, y UGT, listas cerradas. Camacho apoyó su argumentación en el hecho de que son los trabajadores quienes deben negociar la defensa de sus propios intereses, mientras que Redondo refutó el sistema abierto por el hecho de que -«además de interesar al Gobierno y a los empresarios», dijo- impide la presencia de las centrales en la negociación. «Los convenios deben superar el marco de las empresas y ser negociados por fuertes sindicatos», agregó Redondo, que se preguntó también cómo se puede hacer cumplir el pacto de la Moncloa mediante la negociación con míles de comités de empresa.

La mayor parte del debate se consumió en enfrentamientos personales entre ambos líderes, bien acerca de las cifras facilitadas por CCOO sobre las elecciones sindicales ya celebradas o sobre la coincidencia de criterios entre UCD, el Gobierno y CCOO -según señaló Redondo-, a lo que Camacho replicó asegurando que-el Gobierno habla designado a UGT para representar al sindicalismo español en una reciente reunión de la OIT. «Hubo votación, Marcelino, tú lo sabes, tú lo sabes», dijo con gesto apesadumbrado Nicolás Redondo como respuesta a esta última aseveración de Camacho, quien también señaló que mientras el Gobierno autorizó a UGT su congreso en 1976, a CCOO se lo vino prohibiendo sistemáticamente hasta que han sido legales. En este punto, Redondo aprovechó para indicar que ya podía haber celebrado su congreso CCOO, pues sus cargos de responsabilidad «vienen siendo -adjudicados desde 1962 por cooptación».Coincidieron ambos líderes en la urgencia de las elecciones, concretando Redondo que éstas deben celebrarse en un día concreto y de acuerdo con unas normas generales.

Según una breve encuesta realizada por,Cifra entre -los diversos sindicatos con presencia nacional,el debate entre ambos líderes ha supuesto un espectáculo deplorable y bochornoso. «La realidad sindical, incluso la d CCOc y UGT, está muy por encima de,las rencillas y prob lemás personales. que ambos expresaron», opina Manuel Molina, portavoz del Sindicato Unitario.

Para Juan Gómez Casas, secretario en funciones de la CNT, el debate fue un lamentable espectáculo, además de que supuso una arbitrariedad del Gobierno, al conceder tan sólo a UGT y CCOO la representación exclusiva de los trabajadores.

En opinión de la CSUT, la primera ocasión que se brinda a dos centrales para exponer sus ideas en Televisión supuso un «panorama denigrante para la clase obr.era». Esta central califica de «pelea de gallos»'las intervenciones de Cama¿ho y Redondo.

Por su parte, la USO prougetista considera clarificador el encuentro y opina que Redondo «ganó por la mano a Camacho, que estuvo siempre a la defensiva», mientras la otra facción de USO, contraria a la fusión con UGT, considera el debate como un bochornoso espectáculo.