Los escultores que exponen en el museo de la Castellana podrían retirar sus obras
Es posible que las esculturas que componen el museo al aire libre de la Castellana, bajo el puente de Juan Bravo, sean retiradas por sus autores, en el caso de que el Ayuntamiento insista en que no sea colgada la escultura de Eduardo Chillida La sirena varada, que, destinada en principio para este museo, se encuentra en la actualidad en el Museo Miró de Barcelona, según pudo saber EL PAIS de fuentes próximas a la Asociación de Amigos del Museo de la Castellana. Esta decisión podría ser tomada en el curso de la asamblea que la citada asociación va a celebrar este fin de semana en Alicante, con asistencia de todos los escultores que tienen obras en el museo de la Castellana.La decisión de retirar las esculturas sería tomada por los autores -que se encargarían de realizar las reparaciones oportunas en las mismas, dado su pésimo estado de conservación-, con la posibilidad de que, en el momento en que exista en Madrid un Ayuntamiento democrático, las obras volvieran a su actual emplazamiento. Según las mismas fuentes, esta posibilidad arranca ante la actual actitud anticultural y política, que no técnica, del alcalde de Madrid, que viene a coincidir con la idea de crear un Patronato del Museo.
En la Asociación de Amigos del Museo de la Castellana ha causado una gran sorpresa la frase del alcalde, pronunciada en la rueda de prensa de anteayer -véase EL PAIS de ayer- acerca de que podrian ser expedientados los proyectistas del puente en el caso de que hubieran calculado éste para soportar una carga superior a las existentes hoy en día. «Esto demuestra -afirmaron esas fuentes- que tiene más mentalidad de policía que de alcalde.»
Los proyectistas aceptaron la responsabilidad
En la asociación -donde se asegura que, en tanto que los Informes negativos del Ayuntamiento no se han hecho públicos, los informes de los proyectistas a favor de que el puente resista el peso de la escultura cuentan con el visado preceptivo del Colegio Oficial de Ingeniería de Caminos- se afirma que lo que intenta el Ayuntamiento es crear una antesala perfecta para los edificios que existen a su alrededor, con lo que se vería vulnerado el principio que inspiró la creación del museo.Joan Miró, por su parte, ha asegurado que está dispuesto a hacer entrega de La sirena varada al pueblo de Madrid, para quien fue ideada en un principio por su autor. Incluso, el artista catalán donaría una escultura suya con destino al mismo museo. Pero, en ambos casos, la condición previa para ello es que la escultura de Eduardo Chillida se coloque en el lugar para el que originariamente fue pensada, es decir, para ser colgada bajo el puente de Juan Bravo.
Con respecto al contenido del acuerdo del pleno municipal del 29 de noviembre de 1972, según el cual los redactores del informe técnico favorable a que se colgase la escultura no incurrían en ninguna responsabilidad, en medios de la asociación se recordaba la fecha del 4 de junio del mismo año, en que se visó por el Colegio Oficial de Ingenieros de Caminos un Informe técnico de los autores del proyecto inicial del puente, según el cual éste podía resistir el peso de la esculiura. Sin embargo, el Ayuntamiento, entonces, no aceptó ese informe y pidió que se redactara un proyecto técnico. Ante lo que esto suponía de demora en el tema, los autores del proyecto abandonaron la idea de convencer a la Corporación de la viabilidad de la operación de colgar la escultura.
Otro punto contra el que los proyectistas se han mostrado en desacuerdo es con la idea del alcalde de crear un patronato que administrara el museo, que, además, será quien tenga la última palabra sobre la instalación de la escultura o no. No se conoce las personas que lo formarían ni el sistema de elección, y sospechan que no tendría unas funciones culturales, sino puramente formalistas.
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