Los médicos no quieren aprender a ser verdugos
Abrió la reunión el presidente de la sociedad, Antonio Colodrón, para destacar el interés de los médicos en el análisis científico y ético de la tortura, abordado desde la patología síquica y social. Cuando la profesión médica está implicada en algunos procesos de tortura, su postura se orientó hacia la clasificación y respuesta a la degradación de ciertas formas de dominio, tanto en la tortura de excepción, como en las formas cotidianas, para manifestar que «los médicos no queremos aprender a ser verdugos».El primer bloque del programa estuvo dedicado a los problemas sicofisiológicos, con análisis sobre el miedo, el terror, el dolor, la tortura y el stress, expuestos por los doctores Mazana, Burzaco, Espadadel y Corominas. Estas ponencias de mayor carácter científico situaron los pulsos emocionales en sus centros de origen, con descripciones del papel del sistema nervioso central, la actividad de la corteza cerebral, los mecanismos periféricos o los niveles hipotalámicos. Los estímulos y tácticas que emplean los torturadores residen en estos centros y forman parte del estudio de los modos de comportamiento del ser humano. Las medidas utilizadas crean un ambiente donde el sistema nervioso se concentra en el acto. La utilización de la electricidad, la ambientación, el insomnio, la privación física, la atención, el ataque a los valores ideológicos son algunas de las tácticas que bloquean la actividad individual.
La forma peculiar de stress en la tortura significa una triple agresión física, sicológica y de tensión alerta. Además de los estímulos dirigidos a los procesos metabólicos básicos y a las sensaciones, existe la estimulación del pensamiento, la utilización del lenguaje (segundo sistema de señales) en la producción de terror, en la tortura. La ausencia de información, tanto sensorial como verbal, conlleva una serie de trastornos que se inician con una ansiedad muy fuerte y terminan con una ruptura total del pensamiento (delirios, trastornos sicóticos). En este sentido, la tecnología ayuda a que la tortura se
realice de una forma limpia, a que los nuevos verdugos «vistan bata blanca», como se ha demostrado en los últimos acontecimientos en la República Federal de Alemania.
El ginecólogo Angel Sopeña expuso las influencias de la cárcel en la patología sexual femenina con referencia a la próxima Constitución política española, que prohibirá la tortura, la vida sexual en las cárceles, la tortura sexual, pidiendo la creación de un sistema de alarma, en colaboración con las fuerzas sociales, políticas religiosas y culturales, para que «nunca jamás, haya tortura en España». Para finalizar la primera jornada se proyectó la película Nochey niebla, de Resnais, presentada por J. Bagés, superviviente del campo de concentración de Mauthausen, quien señaló que todavía no ha sido reconocida en España la Asociación L'amicale de Mauthausen.
El segundo bloque temático se centró en la sicopatologia del torturador y torturado, desarrollado el pasado domingo, con ponencias presentadas por los doctores Blanca Sarró, De la Cruz, Rallo Vidal de Isidor, Sánchez Molso Ruiz Ogara, Caparrós, Toro y Soh Sabari. En este aspecto se puso de relieve que además de la figura más conocida del torturado político-social existen también otro torturadores, como padres, educadores, hijos, y formas menores de tortura, como la educación, el perfeccionismo y el adoctrinamiento, así como la tortura en la relaciones hombre-mujer y en la vida cotidiana.
En ambos casos, de torturador y torturado, faltó la exposición de la experiencia clínica por parte de los ponentes recordándose la oportunidad de asistir al Congreso algún torturado en los países del cono sur. Sólo en una comunicación libre, la del doctor A. Esteban, de Elbar, se expuso el historial clínico de tres reclusos ex militantes de ETA, hoy amnistiados, con una descripción detallada de su, evolución ideológica-política, su paso por distintas cárceles y detalles de las torturas. Relacionado con las torturas en las cárceles, los abogados Marc Palmés y Antoni Pelegrí narraron la situación en la cárcel Modelo de Barcelona, donde los acontecirtitentos de la semana pasada suponen el final de un largo proceso de los malos tratos fisicos y represión sicológica a los encarcelados. Los padres torturadores y el castigo sistemático en la infancia fueron ponencias con incidencia clara en nuestro país 4.000 niños al año son atendidos por violencias físicas, y 82 registran el 10 % de mortalidad. Las formas de tortura infantil son similares a la general y se realizan con una gran impunidad legal. Los intentos de suicidio por fracaso escolar forman parte de esa tortura menor, llamada educastración. La educación represiva utiliza el castigo como procedimiento dominante, que tiene como efectos secundarios la ansiedad, los estímulos aversivos y la imitación de conductas agresivas.
Los usos y abusos de la siquiatría fueron expuestos por el doctor M. Ruiz, de Barcelona, quien pidió una clarificación del campo de la siquiatría, que abarca enfermedades mentales, trastornos síquicos, neurosis y las conductas desviadas, así como la función del siquiatra, que en la sociedad actual tiene poder y omnipotencia.
Otros temas tratados fueron la vivencia dolorosa, tanto de la relación médico-enfermo como en la tortura, los efectos de la tortura sobre la personalidad y los factores de supervivencias en los torturados, donde el doctor Solé Sabarl se refirió a los relatos de los supervivientes de los campos nazis y a los presos políticos durante la dictadura franquista.
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