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Entrevista:

Roy Jenkins. "No tenemos fecha concreta para el ingreso de España en la CEE"

EL PAIS: ¿Como ve la situación actual de las Comunidades?Roy Jenkins: Veo las Comunidades en una posición muy fuerte, sobre todo, en política exterior. En sus relaciones con Estados Unidos y Japón y en el contexto de las negociaciones comerciales multilaterales del GATT, que deberán concluir en 1978. En política interior estamos logrando ciertos progresos en varios sectores, aunque debemos reconocer que han sido más bien escasos. El clima económico creado después de 1973, las divergencias más que convergencias entre las economías fuertes y débiles de la CEE, originan cierta tensión en nuestras relaciones interiores. Es necesario que aceleremos el proceso de integración interior.

EL PAIS: ¿Podremos seguir hablando de futuro comunitario ante tantas discrepancias?

R. J.: Nos esperan acontecimientos importantes. Pienso, sobre todo, en las elecciones directas para el Parlamento Europeo, previstas para mayo o junio de 1978. Desgraciadamente no hay todavía acuerdo unánime sobre la fecha. Existe una gran esperanza que ocho estén preparados y uno, Gran Bretaña, mantenga su incógnita. Lamentaría muchísimo un retraso que, en el peor de los casos, no debería ser demasiado largo. Confío en la próxima elección directa del Parlamento Europeo, que supondrá la evolución más importante de las instituciones comunitarias. La elección no aportará poderes suplementarios al Parlamento, como es sabido. Pero aumentará considerablemente su afirmación moral. Convertirá los temas europeos en más cercanos al ciudadano a través de los nueve Estados miembros, introducirá una nueva dimensión democrática en la función de la Comunidad.

Será un éxito considerable para una Comunidad que lleva funcionando desde hace sólo veinte años. En Estados Unidos, por ejemplo, fueron necesarios 136 años antes de introducir elecciones directas para el Senado. Contaban con representantes nombrados indirectamente, hasta 1920.

Es un imperativo político dar una respuesta positiva

EL PAIS: Una Comunidad con tantos problemas, ¿puede afrontar con posibilidades de éxito su ampliación?R. J.: Es un imperativo político dar una respuesta positiva, constructiva y satisfactoria a los tres países que solicitan integrarse en las Comunidades. Sería negativo dar respuestas contrarias a los principios comunitarios de permitir a los Estados europeos democráticos acceder a esta Comunidad. Particularmente en el caso de los candidatos presentes que acaban de salir de sistemas políticos antidemocráticos.

EL PAIS: El «sí» político ha sido más fácil para la Comunidad que la aceptación de los aspectos económicos que comportará la ampliación. ¿Cómo conciliar los dos?

R. J.: Sería idealista pretender que no habrá serios problemas, tanto para la propia CEE actual como para los candidatos. Hay que hacer frente a problemas económicos e institucionales. La extensión de «seis» a «nueve» fue dificil. El pase de «nueve» a «doce» obligará a un nuevo ajuste de nuestras instituciones, sobre todo en materia detoma de decisiones. En relación con los aspectos económicos, las diferencias de desarrollo son considerables entre la CEE y los futuros candidatos. En el caso de España y Grecia son mucho más bajos que la Comunidad, aunque parecidos entre sí y comparables a Irlanda. El caso de Portugal es mucho más acentuado. Los Gobiernos deben prepararse para afrontar tales problemas y las consecuencias financieras que se derivan. En el caso de España, que será uno de los grandes de futura Comunidad se plantearán inevitables aspectos de competencia, en particular, en la agricultura. También en industria hay que contar con sectores competitivos entre España y la CEE.

EL PAIS: Se habla de un coste inicial de 8.000 millones de dólares, de los cuales 4.000 para España, para comenzar el «equilibrio» entre la CEE y los candidatos. ¿Será suficiente?

R. J.: No hay cifras exactas, por el momento, de lo que costará el trasvase de recursos financieros de laCEE para el desarrollo de candidatos.

España, un problema importante

EL PAIS: Ante las diferencias en el interior de la Comisión que preside, a propósito de la ampliación, ¿cuando considera que se presentarán propuestas concretas para una política real de ampliación?R. J.: Opino que la prensa ha exagerado la importancia de los puntos de vista que existen entre la Comisión. Creo que es natural que haya diferentes opiniones entre trece personas que intentan abordar un asunto tan complejo como es la ampliación. Cuando celebrarnos la reunión en la Roche-en-Ardennes, a primeros de octubre, concluimos un acuerdo considerable de tipo general. Las únicas diferencias eran sólo de cómo presentarlo ante el Consejo de Ministros. Una primera carta, acompañada de propuestas específicas para la agricultura mediterránea de la actual Comunidad, fue presentada al Consejo el 18 de octubre. La Comisión se pronunciará sobre la negociación con Portugal a primeros del año próximo. Será más tarde para España, que es un país más grande y también un problema más importante.

EL PAIS: ¿La Comisión piensa asociar a España a ciertos trabajos preparatorios, antes de concluir su rograma de negociación?

R. J.: Sí. Los Estados miembros mantienen contactos estrechos con Portugal desde abril y existen mecanismos de contacto permanente. Se camina en idéntica dirección en el caso español.

EL PAIS: Si la Comisión pronuncia su informe sobre España en otoño de 1978, ¿qué calendario preve usted hasta llegar a la firma del tratado de adhesión?

R. J.: No tenemos una fecha concreta. Supongo que el presidente Adolfo Suárez querrá discutir de elllo durante nuestra entrevista.

EL PAIS: ¿Mil novecientos ochenta y dos podría ser una fecha realista?

R. J.: No estoy en condiciones de poder responder sobre una fecha posible.

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