El Parlamento alemán comienza a debatir nuevos proyectos de leyes antiterroristas
Con la presencia de menos de un tercio de los parlamentarios, ha comenzado en el Parlamento un debate que, hace menos de una semana, hubiera significado un lleno hasta la bandera en el legislativo alemán: el debate sobre nueve proyectos de ley antiterrorismo. Los recientes hallazgos en cuatro prisiones de transistores y de un transmisor morse improvisado en la cañería de una celda obligaron, al parecer, a un aplazamiento de los debates, previstos para el viernes de la semana anterior.
Las posiciones de social- liberales y democristianos son cada vez más parecidas en materia de «prevención del terrorismo», aunque se insista en que las interpretaciones de ambos bloques son muy diferentes. Con excepción de Will y Brandt, que desde su elección como intermediario entre paises pobres y ricos valora sistemáticamente los aspectos internacionales de todo lo que le rodea y ha pedido una vez más la celebración de una convención internacional contra el terrorismo como gran panacea, los demás oradores en el primer día de debates han insistido preferentemente en aspectos internos.Vigilancia "terapéutica"
El ministro Vogel, titular de Justicia, ha reclamado un control estricto de las conversaciones entre presos y abogados, aunque se ha mostrado remiso a conceder una regulación legislativa en tanto no se vea si los controles son eficientes por sí mismos. El ministro del Interior, Malhofer, prefiere dar pasos más concretos: es preciso -sostiene- llegar a conseguir una policía única para toido el país, un control efectivo sobre las comunicaciones telefónicas y postales de los presos condenados por delitos terroristas, y una vigilancia «terapéutica» sobre sus conversaciones con los abogados.
Los democristianos, por boca de Alfred Dregger, portavoz de su partido para asuntos internos alemanes, pretenden ocho puntos que van desde los objetivos legales aludidos hasta la persecución sistemática de todo aquello que huela a incitación a la violencia. El ministro Vogel, que le precedió en la tribuna, denunció íncluso la llamada «teología de la violencia», que, en un contexto originario latinoamericano, aprecia un valor trascendente en el enfrentamiento armado contra la opresión desde el poder. Dregger, frente a un «banco azul» prácticamente vacío, calificó al Gobierno actual como «el peor con que ha contado la RFA».
Nuevos datos que oscurecen el asunto
El debate parlamentario sobre el terrorismo no parece que vaya a distender el clima de días pasados. Por encima del informe de Filbinger, jefe del Gobierno de Baden y responsable máximo de la seguridad interior en la cárcel de Stammheim, saltan a la opinión pública nuevos datos que entenebrecen cada vez más lo ocurrido en la prisión especial. ¿Quién está interesado realmente en que no se sepa toda la verdad y sin dilaciones? Mientras en el Parlameqto socialdemócratas y democristianos insistían en que los once presos cuya libertad exigían los secuestradores de Schleyer pcidrían regresar algún día a la RFA, si eran liberados, y repetir sus crímenes, se daba a conocer que Andreas Baael había declarado pocas horas antes de morir a un funcionario de la Cancillería (así lo ha confesado el propio funcionario), que si se dejaba en libertad no regresaría más a Alemania y reharía su vida en otro país.
Primeros frutos de la campaña
Por lo pronto, mientras se aprueban en el Parlamento Ia nuevas leyes, el Tribunal de Garantías Constitucionales, el mismo que dejó las manos libres al Gobierno federal en cuanto al método para liberar a Schleyer y a los pasajeros del avión de Lufthansa, el mismo que rechazó la petición de la familia del presidente de la patronal alemana que reclamó su intervención ante el Gobierno, ha dictaminado que el poder administrativo puede cerrar el paso a una formación universitaria a todo aquel que considere enemigo de la Constitución.
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