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Medidas contra el deterioro del orden público en Milán y Turín

Se celebra hoy en Turín el proceso contra Giorgio Semería, lugarteniente del fundador de las «Brigadas Rojas», Renato Curcio. A pesar de que la organización de extrema izquierda tenga sus principales líderes en la cárcel, sigue disparando a las «piernas» de lo que llama infraestructura del Estado.Anteayer por la mañana, en Turín, un comando de brigadistas disparó contra el concejal democristiano Antonio Zocuzzello, de 47 años, tres hijos, que más que una figura de relieve político es un activista de barrio. El 11 de octubre le tocó al funcionario de la Fiat Rinaldo Camaioni, mientras el domingo pasado, en Milán, fue blanco de las balas brigadistas el concejal democristiano Carlo Arienti.

« No lograrán hacernos perder los nervios», declaró el ministro del Interior, Francesco Cossiga, que ha convocado en Milán una cumbre de las autoridades locales para poner remedio a la situación del orden público. «El ataque armado contra la Democracia Cristiana -precisó el ministro- tiene, evidentemente, dos objetivos, desestabilizar el sistema, difundiendo el miedo y la desconfianza en las instituciones democráticas, y elevar el nivel de choque, con Ia esperanza de dramatizar la situación y empujar a la Democracia Cristiana y al Gobierno a posiciones represivas.»

Los brigadistas de Turín, al reivindicar su gesto criminal, que para ellos es una proeza revolucionaria, han dicho inspirarse en los terroristas alemanes de la «fracción del Ejército Rojo». Vengando, conmemorando, o imitando, al terrorismo alemán, lo cierto es que la ola de «gestos demostrativos» o vandalismo puro y simple contra ciudadanos alemanes o casas de representación de la industria alemana no da señales de cesar. En Roma estallaron anoche dos molotov contra un concesionario de la Volkswagen. Lo mismo ocurrió en Trento, además de otro molotov arrojado contra Fritz Henrigh, dirigente de la sociedad alemana Brinkmann. En Cagliari fue atacado el Mercedes de un teniente coronel alemán de la OTAN.

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