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Liberada en Suiza la heredera del "rey del estaño"

Pasadas las 23 horas del jueves último, la pequeña Graciela Ortiz, de cinco años, biznieta de Simón Patiño, conocido internacionalmente como «el rey del estaño», fue abandonada por sus secuestradores a pocos metros del lujoso motel «Fruit-har», ubicado en la ruta entre Ginebra y Lausanne. Graciela, en los instantes de ser encontrada por un empleado del motel, lloraba, llamando insistentemente a su madre, pero su aspecto físico no presentaba deterioro.Su padre, Gabriel Ortiz-Patiño, pagó por el rescate dos millones de dólares ( 170 millones de pesetas), sin que se conozcan hasta ahora detalles de cómo se efectuó el pago. Fue el propio padre de Graciela el que entregó la elevada suma de dinero a uno de los secuestradores el miércoles en horas de la noche, en Nyon, a orillas del lago Leman.

La policía, advertida de la presencia de Graciela por la señora Collob, propietaria del motel, acudió en busca de la pequeña llegando al lugar prácticamente al mismo tiempo que los padres. La pequeña, bien alimentada durante los días del secuestro, se negó a comer tras su liberación.

Por otra parte, la misma policía anunció que ahora, una vez a salvo la vida de Graciela, comenzaría la búsqueda de los secuestradores aunque el diario ginebrino, La Tribune de Geneve, sostiene que «al parecer, las investigaciones policiales comenzaron hace ya varios días».

Todo hace pensar que Graciela Ortiz fue mantenida en territorio suizo durante los trece días que duró el secuestro. La policía insistió ayer en su tesis de que el secuestro ha sido obra de delincuentes italianos. Sin embargo, el padre de la niña, que mantuvo tantactos telefónicos con los secuestradores, dijo que las voces de sus interlocutores no revelaban su nacionalidad y que, por tanto, no podía comprometerse con la afirmación de la policía.

Amigos de la familia Ortiz-Patiño declararon ayer que ya el jueves en la mañana había un ambiente de «nerviosismo y felicidad» en el castillo El Mars, propiedad de los padres de Graciela. Este hecho reafirma la conjetura de que el dinero del rescate fue traspasado a los secuestradores un día antes de que fuera liberada la biznieta, nieta e hija, de los que hicieron su fortuna en las minas de estaño en Bolivia.

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