Clavero: Autonomía "a cuenta"

«-¿Qué servicios podrían, por ejemplo, transferirse en este momento a Cataluña?-La legislación vigente establece la posibilidad de la transferencia de servicios sin que haya ninguna enumeración, ni exhaustiva ni prohibitiva. En el caso de Cataluña tenemos que movemos, por tanto, en el terreno de una especie de autonomía «a cuenta». La Constitución determinará cuáles son las competencias a transferir. Si éstas fueran, por ejemplo, diez, y cinco de ellas aparecieran como dudosas, lo lógico es que ahora nos contentemos con las transferencias de las otras cinco sobre las que no haya duda.

-¿Qué servicios creen que no pueden transferirse en ningún caso, a ninguna región, ni antes ni después de la Constitución?

-En primer lugar, no puede transferirse nada relacionado con el ejercicio directo de la soberanía: el Ejército, las relaciones internacioriales, la moneda... En este capítulo hay algunos temas polémicos, como los tribunales o la política económía en los que la transferencia se hace difícil. Es evidente que los diferentes resulta dos electorales no pueden desembocar en una economía colectivista en algunas regiones, y en una economía de mercado, en otras. Luego existen otras parcelas, como la navegación aérea o las grandes iniciativas de obras públicas que, si bien, no afectan a la soberanía, es obvio que están mucho mejor explotadas a nivel nacional.

-Recuerdo cómo en una conversación anterior a las elecciones, usted expresaba su preocupación ante una posible insolidaridad fiscal a la hora de las autonomías. Esto nos llevaría a plantear la conveniencia o inconveniencia de que. las regiones tengan capacidad recaudatoria propia...

-Las autonomías tienen que pasar en España por la solidaridad. Es decir, que las autonomías no sirvan para aumentar las diferencias entre las regiones más prósperas y menos prósperas. Y si en España fuéramos a la territorial de los impuestos, es decir, que en cada lugar se gasta el dinero que se recaude, estaríamos quebrantando, este principio. Lo ideal sería, que los grandes impuestos estuvieran en manos del Estado y que el Senado como Cámara de las Regiones distribuyera lo recaudado en y función de los niveles socioeconómicos. Es decir, que allí donde el desarrolio sea menor, la inversión fuera mayor. Y a la inversa.»

9 septiembre