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Guipúzcoa: asesinado un taxista en Andoaín

David Salvador, taxista domiciliado desde hace más de diez años en Hernani y natural de Bilbao, apareció en la mañana de ayer muerto, por varios impactos de bala, en las proximidades de la estación de la Renfe, en Andoaín. En el interior del vehículo, Seat 1.500, matrícula SS-81.826, aparecían esparcidos seis casquillos del calibre de 9 mm. Los disparos, uno de ellos casi en la misma sien, habían sido realizados, al parecer, desde el asiento trasero, según podía deducirse de los orificios de salida que presentaba tanto en la parte delantera de su cabeza como en el cristal delantero.El vehículo había sido visto hacia las diez y media de la noche en el lugar donde todavía permanecía en ralentí la mañana de ayer. Tratándose de un lugar inhabitual y difícilmente accesible, las luces del coche fueron observadas la noche anterior y llamaron la atención de algunos vecinos, sin que, de todas formas, nadie les diera excesiva importancia.

Fue un sacerdote de la localidad quien, al observar, ya por la mañana, hacia las 8.30, que el vehículo permanecía en el mismo lugar, se acercó a él. Tras constatar lo ocurrido, avisó inmediatamente a la Guardia Civil y a sus compañeros taxistas de Hernani.

Según han manifestado éstos a EL PAIS, a las 9.15 de la noche del jueves, David Salvador se encontraba todavía en la parada de taxis de Hernani. Uno de ellos le prestó algo antes una revista. Ninguno de los cuatro taxistas con los que hemos podido charlar pudo recordar, con todo, quién hubiera requerido entonces sus servicios.

David Salvador, casado y con dos hijos, no era, por lo demás, sospechoso de contar con ningún género de enemistades políticas. A la pregunta del comisario de policía sobre si David tenía fama o se hubiera dicho de él que era chivato, los taxistas, a una, han contestado que no. «Era una persona callada y discreta, que no se metía con nadie», han respondido. La misma impresión hemos podido recogerla en otros sectores de Hernani. Avala esta opinión el hecho de que no se le encontraran ni la documentación ni el posible dinero que llevara encima. De todas formas, según opinión de los mismos taxistas, no serían más de 2.000 las pesetas que llevara consigo.

«A cualquiera de nosotros podía haberle ocurrido esto», manifestaron a EL PAIS. «Así no se puede trabajar.» Independientemente de otras medidas que pudieran tomar más tarde, era intención suya la de ir al paro, al menos en tanto se celebraran los funerales.

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