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Ley en Francia para controlar el uso de la informática por el Estado

«La ley del siglo» han llamado algunos a la que aprobó ayer la Asamblea Nacional francesa para intentar controlar la incidencia gravísima que pudiese ejercer la informática sobre las libertades individuales y colectivas. Sin embargo, a pesar de que se trataba de uno de los «temas del siglo», la falta de dimensión del debate parlamentario reveló una cierta impotencia ante este nuevo peligro tecnológico de los ficheros automáticos, «portadores de un fascismo con la mejor voluntad», según estimó un diputado en los pasillos de la Asamblea. La publicidad hecha por los medios de información no estatales en torno a la ley sobre la informática y las libertases ha servido para que los franceses tomen conciencia de lo que se les viene encima: una Administración, a todos los niveles y en todo los sectores, sembrada de ordenadores que repartirán fichas de cada ciudadano, a partir de datos elementales y sin comentarios.Hace cinco años, el Gobierno, sensible a los temores expresados públicamente, creó una comisión para que elaborara un informe sobre el tema y que, llegado el día, le sirviese para formular un proyecto de ley. Durante cuatro años, Bernard Tricot, en nombre de las autoridades oficiales, ha dirigido los trabajos que le han servido al ejecutivo para confeccionar la ley. Una de las conclusiones del referido estudio dice lo siguiente: «La informática no es neutra. En primer lugar está al servicio de los poderosos. Facilita la concentración del poder y opera en el sentido de una indiscreción creciente hacia los individuos. »

El documento elaborado por la comisión-Tricot resumía los riesgos que implica el «fichar» a los 52 millones de franceses: en primer lugar, la informática posee facultades infinitas de control social sobre las colectividades, sobre los individuos, los comportamientos y las mentalidades. En segundo lugar, el dominio de la técnica informática podrá aumentar el poder de los fuertes y disminuir el de los débiles: el Estado frente al individuo, la empresa multinacional frente al pequeño comercio.

La oposición de izquierdas no votó la ley porque ésta excluye todo tipo de control de los ficheros manuales, es porque no tendrá en cuenta cuando estén en juego «la seguridad del Estado, la defensa y la seguridad pública».

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