Nuevo concepto de la prestación social de la mujer
Para obtener el pasaporte, un título profesional o presentarse a una oposición de los cuerpos estatales o paraestatales, el certificado acreditativo de haber cumplido el servicio social (SS) es todavía requisito indispensable. Sólo están exentas las religiosas, mujeres, casadas y las solteras con cargas familiares (padres viudos, mayores de siete hermanos), así como asistentas sociales y asistentas técnicas sanitarias.El resto de las mujeres menores de treinta años que no padecen un grave defecto físico o alguna enfermedad crónica están obligadas a «contribuir con su esfuerzo al desarrollo del país» esto es, a cumplir una prestación consistente en dos horas de trabajo diario durante tres meses.
Las cumplidoras tienen posibilidad de elegir entre diversas actividades asistenciales y culturales. Pueden trabajar en guarderías infantiles, centros de educación especial, para ciegos, sordomudos, etcétera, comedores de ancianos, comedores escolares, centros sanitarios, oficinas, bibliotecas y centros de enseñanza.
«Las muchachas que eligen una actividad de tipo asistencial son las que obtienen un resultado más positivo del servicio social y las que menos suelen criticarlo», asegura Pilar Lago, jefa de la ex Sección Femenina, encargada de la organización burocrática del SS.
Escuelas de hogar
Para las mujeres trabajadoras cuyos horarios no son compatibles con los de los centros donde podrían hacer la prestación y para las mujeres que viven en pueblos donde no existe ningún centro de este tipo, el servicio social consiste en asistir a los cursillos que se imparten en las Escuelas de Hogar, incluidos en los Cursos de Formación Profesional (PPO, cátedras ambulantes, etcétera).El programa de estos cursillos consta de materias teóricas, educación sanitaria y cívico social, y teórico prácticas, nutrición, cocina, economía, corte y confección, manualidades, etcétera. Sobre ellos se ha dicho que están totalmente desfasados con respecto al nivel mínimo de formación y a las necesidades de conocimiento que tiene hoy la mujer.
«Estas críticas -puntualiza Pilar Lago-, se hacen sobre programas antiguos elaborados de acuerdo con la situación de la mujer española en la posguerra.»
Actualmente el programa de los cursillos se concibe de acuerdo con cuatro objetivos que constan en el cuestionario: desarrollar el sentido estético, educar en materia de alimentación y nutrición, proporcionar un conocimiento de técnicas y destrezas aplicable al hogar y hacer tomar conciencia de la importancia de la economía familiar.
El servicio social se creó en 1937 por un decreto de la Jefatura de Estado, y la Sección Femenina, recibió del Gobierno el encargo de su organización y gestión. Según los dirigentes de la recién disuelta Sección Femenina, «todo lo relativo al SS ha sido dispuesto por decreto, y la Sección Femenina sólo ha tenido una función gestora».
Al principio el SS tuvo un carácter asistencial, pero después desarrolló una vertiente formativa: «El servicio social fue en los años de la posguerra un medio de alfabetizar a las mujeres de las zonas rurales y suburbanas, también se colaboró mucho en la lucha contra la mortalidad infantil. En ambos aspectos se consiguieron óptimos resultados, como demuestra la reducción de los índices de analfabetismo y de mortalidad infantil», afirma Pilar Lago.
Con la disolución de la Secretaría General del Movimiento, y por tanto de la Sección Femenina, la estructura burocrática del servicio social se ha integrado en la Dirección General de Desarrollo Comunitario, y de momento, no parece que vaya a haber un relevo en los puestos y cargos que configuran esta estructura.
El servicio social es una fórmula única en Europa, una reliquia del franquismo que no responde a la situación de la mujer en nuestra sociedad pretendidamente democrática. La razón que parece alegarse para justificar su subsistencia es la dificultad de sustituir la mano de obra gratuita que proporcionan las cumplidoras a las instituciones donde realizan su prestación. Pero esta razón sólo demuestra la incapacidad del Estado para cubrir las necesidades asistenciales de los contribuyentes. Además los puestos que ocupan las cumplidoras son otros tantos puestos de trabajo que quedan fuera de la ya escasa oferta laboral.
La dimensión formativa del SS, si bien puede tener un sentido en el régimen autoritario que lo creó, se encuentra igualmente superada. El carácter exclusivamente femenino de las materias que contienen los programas de los cursos -Incluso los más actualizados- responden a planteamientos patriarcales y machistas que círcunscnben a la mujer al ámbito del hogar.
Las feministas ante el SS
En los medios feministas se rechaza el servicio social tal y como lo entiende la Sección Femenina, porque «encuadra a la mujer en la sociedad de acuerdo con la tradicional división de funciones que resulta discriminatoria para la mujer».Sin embargo, la mayor parte de las feministas coinciden en que la prestación social es necesaria y están dispuestas a cumplirla siempre que se realice en condiciones no discriminatorias, como la prestación que se puede exigir a un objetor de conciencia.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.