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Cunhal fija los objetivos inmediatos de los comunistas portugueses

Los comunistas portugueses podrán apoyar un Gobierno en el que no participen, pero quieren intervenir en la elaboración del programa de este Gobierno. El discurso de Alvaro Cunhal, el domingo, en la fiesta del Avante, órgano central del PCP, era esperado con interés para conocer la posición de este partido frente a la crisis política actual y en vísperas de una nueva sesión parlamentaria. Elecciones generales anticipadas o «Gobierno de plataforma»; Cunhal mantiene las dos propuestas, formuladas la primera en julio, la segunda hace diez días.Frente al rechazo, por las otras tres formaciones, de la primera propuesta, Cunhal se ha centrado sobre la segunda, explicada por primera vez, detallada y públicamente, a las decenas de miles de militantes que lo escuchaban.

El «Gobierno de plataforma» no debe ser necesariamente una coalición. Al aceptarlo, los comunistas dan a entender que admiten la imposibilidad de su participación en el Gobierno, en el actual contexto político, interno y externo. En cambio, «no aceptan y no aceptarán jamás» ser excluidos de la elaboración de la plataforma que servirá de programa al futuro Gobierno, y que deberá ser discutida con todas las fuerzas democráticas.

En cuanto a la plataforma, puede resumirse en dos palabras: statu quo. Que «no se alteren los límites entre los distintos sectores de la economía», o sea, garantías para el sector privado, pero defensa de las nacionalizaciones ya efectuadas y de las unidades colectivas agrícolas, una vez entregadas a los propietarios las reservas que la ley les concede.

Estas conquistas forman parte, afirmó Cunhal, del «orden democrático vigente en Portugal», están inscritas en la Constitución, y tienen que ser respetadas, así como el ejercicio de las libertades democráticas, excluyendo e recurso a la represión.

Cunhal recordó la posición dominante de los comunistas en el movimiento sindical, citando, con ironía mordaz, las palabras recientes del ministro del Trabajo: « Sería estúpido ignorar el peso de la Intersindical en la sociedad portuguesa.» El dirigente comunista ha recordado los resultados de las elecciones sindicales del año en curso: mientras los socialistas han perdido trece de las direcciones sindicales que controlaban las listas unitarias patrocinadas por la CGT han triunfado en 44 de los 55 escrutinios realizados.

Cunhal ha puesto en guardia a la dirección socialista contra la táctica utilizada por el CDS y, sobre todo, el PSD. Según los comunistas, los socialdemócratas hacen la corte al Gobierno para alcanzar concesiones importantes, tomando luego sus distancias «para dejar al PS desprestigiarse solo". Para Cunhal, este Gobierno debe ser derrocado: es «el peor desde el 25 de abril» y «hay que dar a algunos señores ministros la democrática oportunidad de ganarse la vida ejerciendo profesiones para las que han demostrado más competencia que para el Gobierno del país». Pero, como Amaro da Cosa, vicepresidente del CDS, que declaraba hace diez días que «una moción de censura contra el Gobierno era probable antes de fin del año».

El resto del discurso ha sido orientado a mejorar la imagen del partido a los ojos de la opinión pública y a combatir toda eventual desmovilización interna.

Al evocar la «amistad indestructible» que une el PCP al PCUS y a los países del Este, Curhal ha insistido, con un cuidado que no era habitual, sobre la independencia de su partido: «El proceso portugués ya ha mostrado numerosas originalidades, nuestra revolución sigue su propio curso. No copiamos ni modelos ni clichés.»

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