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Reportaje:

MartaMata: "A la escuela pública se oponen la inercia estatal y los intereses privados"

«En el año 39 me preguntaron por vez primera los verbos irregulares; yo no sabía que existieran, aunque los utilizaba correctamente en catalán y castellano.»Marta Mata, 51 años, pedagoga y maestra nacional, diputada del PSOE por Barcelona, defensora de la escuela pública donde un niño no se eduque a costa de otros y heredera del espíritu de la enseñanza republicana y de Montessori, los educadores de la escuela de Ginebra, Cousinet y Dewey de la preguerra, ha venido a Madrid para tomar parte en la II Escuela de Verano, organizada por Acción Educativa.

Marta Mata heredó y vivió la escuela pública durante la Generalitat, asistió a los primeros cursos de Bachillerato en una de sus instituciones, el Institut-Escola, y aún recuerda como un hecho político la destrucción de su escuela: «La gente de mi edad guarda un recuerdo entrañable de la escuela del tiempo de la República, que perdimos en 1939, cuando yo era todavía niña. Vi cómo mis mejores maestros dejaban de serlo, al tiempo que eran separados de su carrera y expulsados de Cataluña. Vi la jubilación forzosa de Rosa Sensat, de quien no podía decirse que fuera una persona de izquierdas, sino exclusivamente una maestra, y el destierro de mi último maestro, Aniceto Villar, acusado de escribir libros en catalán. La nuestra era una escuela activa, ligada a la realidad, y se convirtió en memorística, retrógrada, autoritaria y alejada de su entorno social.

También habla de las experiencias de Freinet y Makarenko y de Ferrer i Guardia, «brutalmente barrido de la escuela y que en un principio no valoró el hecho catalán. Luego, sus ideas han seguido un largo peregrinaje hasta volver a Cataluña por la vía pedagógica, con Freinet, y por la sociológica con los marxistas Baudelot y Establet».

Marta Mata recuerda cómo con el año 39 llega lo que ella llama el período de desconfianza en la persona, formulado en el muera la inteligencia pronunciado por Millán Astray en la Universidad de Salamanca. Se congelan las construcciones escolares y los salarios de los maestros y se rebaja la formación de éstos de siete años de Bachillerato y tres cursos de formación superior a cuatro cursos de Bachillerato y tres de escuela normal. «Por eso cuando llegó este momento yo no sabía que hubiera verbos irregulares. Nunca me había planteado nada de memoria porque me enseñaron a usar el espíritu crítico y a utilizar los libros para los datos concretas. Hay que tener en cuenta que la didáctica de Saussure se utilizó en Cataluña por primera vez en el mundo. Por eso cuando mi generación llegó a la edad de trabajar en la escuela quiso recuperarla en sentido activo, catalán y popular. Y así, en 1965, surge Rosa Sensat como idea de hacer una pequeña escuelita para maestros que saben que no saben. La explosión de esto se dará en la Escola d'Estiu, cuyos trabajos irán a parar después a la escuela pública.»

«En 1975 y 1976 -sigue Marta Mata- se formula como un deseo recóndito del maestro tener una escuela que sea la dedicación de toda la sociedad a la educación del niño, el producto que la sociedad adulta ponga a su servicio para cultivar toda su capacidad dentro de un plan colectivo de progreso: que un niño no se eduque a costa de otros. La escuela pública resulta así abierta a todos, sin que por ningún motivo se separe a los niños. Ahora se les separa bajo la fórmula de que los padres escogen escuela según su forma de pensar, pero esto es un enmascaramiento de la realidad, porque sólo escogen los padres que tienen dinero, cultura y poder. Por eso queremos una escuela gratuita, abierta y laica, y exigimos la participación de los padres y de toda la sociedad para que sea progresiva y no de imposición ideológica.

Dificultades

La impulsora de Rosa Sensat y de la Escola d'Estiu dice que las principales dificultades para que los principios de la escuela pública puedan implantarse en la sociedad española actual radican en la inercia de la escuela estatal, los intereses creados de la escuela privada y cuarenta años de mentalización para considerar la escuela como un bien de consumo, relacionar lo que cuesta con la calidad de la enseñanza e imbuir un espíritu competitivo, cuando lo que importa no es que un hijo sea el primero, sino que todos los hijos -salgan adelante y no queden en la cuneta.La escuela pública propugna una educación del niño en el autogobierno de las posibilidades de su cuerpo, inteligencia, sensibilidad y capacidad de expresión, por un lado, y la formación social de hacerle capaz de encararse con el medio natural y social que le envuelve, comprenderlo y criticarlo y colaborar con los demás para cambiarlo, por otro. Es la base de una escuela activa que centra en la capacidad intelectual, creativa y crítica del niño la base de su desarrollo personal y de su inserción en la sociedad. Un libro que presente, por ejemplo, un problema de racismo puede no ser comprendido creativamente por un niño de doce años, pero sí por uno de catorce.

Por todo lo anterior, a Marta Mata el sistema actual de libros de texto le parece fatal. «Ya en el año 20 -dice- Freinet empieza su carrera pedagógica con el lema No a los manuales escolares. El niño ha de tener capacidad de recoger e intercambiar documentos, de crear sus propios libros. El libro de texto, calco de la escuela de la Edad Media, en este momento es sólo un negocio. En 1970 los miembros de Rosa Sensat rehusamos sacar un libro de texto de nuestra escuela y en 1976, cuando nos propusieron hacerlo, preparamos un libro de texto contra el libro de texto para el maestro que aún no pueda prescindir de él. Que cuarenta niños de una clase compren cuarenta libros iguales es antieconómico. Podría adquirise igual número de libros, pero distintos, pues serían cuarenta posibilidades científicas. Y los editores ganarían igual; no queremos quitar el pan a ningún hijo de editor.»

Cultura vernácula

Como entroncada en la escuela de la República y en la Generalitat, Rosa Sensat ha cultivado siempre la cultura vernácula. «Lo más monolítico -explica Marta Mata- es una persona monolingüe por definición. Defendemos que el niño ha de ser educado básicamente en la lengua de su vida, en la que llamamos lengua materna porque nos engendra la cultura, no porque es la que habla nuestra mamá. Luego, ha de salir de la escuela dominando aquellas lenguas que están en su ambiente. En Cataluña, defendemos la enseñanza en catalán para los niños de habla catalana y en castellano para los que se expresen en esta lengua; luego, les damos clases de la otra. Durante mucho tiempo lo hemos hecho a escondidas y así se lo dijimos anteayer al ministro de Educación, con quien hablamos también de la autonomía universitaria, de la que se mostró partidario. La enseñanza bilingüe no duplica profesorado ni aulas. No hemos separado nunca a los niños que hablaran catalán o castellano por considerar que entre ellos hay menos diferencias que entre un hijo de obrero de la ciudad y uno de payés. Es importante que se amen las dos lenguas y esto no se consigue separando a los niños. Han de cultivarse hasta las diferencias dialectales. Un niño andaluz no debe creer que habla mal, sino que ha de aprender a escribir castellano a partir de su seseo. Cada cual llega al castellano escrito desde su realidad de pronunciación.»Marta Mata dice también que cada lengua ha de tener cubierto todo el sistema educativo, incluida la Universidad. Y que la escuela es, por ejemplo, catalana, no sólo en lengua, sino en contenidos y gestión autónoma.

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