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Cinco mil pesetas mensuales, salario máximo de un preso trabajador

El trabajo penitenciario mal remunerado y realizado en la mayoría de los casos en precarias condiciones de seguridad, ha sido constantemente caballo de batalla en la lucha reivindicativa de los presos comunes por conseguir mejores condiciones de vida en las prisiones españolas. La nueva reglamentación penitenciaria hecha pública hace escasos días, reitera la posibilidad de redimir un día de condena por cada dos de trabajo, pero sin fijar en ningún caso los niveles salariales ni la obligatoriedad de que cada preso esté protegido por la Seguridad Social.

Según un informe de la Coordinadora de Presos en Lucha (Copel), la situación de inseguridad en los talleres donde trabajan los presos sociales son sumamente precarias, como denunciaron recientemente los detenidos de la prisión de Córdoba que se declararon en huelga: «Antes está la seguridad de la misma prisión para evitar las fugas y después todo lo demás; locales adecuados, ventilación, etcétera». De ahí que sean frecuentes los accidentes entre los presos que en la mayor parte de los casos no están asegurados.En el caso concreto de la prisión de Carabanchel existen talleres de manipulados de papel, talla, barcos de miniatura, balones y material de deportes, carpintería, mecánica, radio, imprenta y zapatería. Los trabajos más variados y difíciles son realizados por una mano de obra barata que no tiene otra opción. «Una nómina mensual distribuida en los siguientes talleres de la prisión de Carabanchel, señala el informe de la Copel: taller de manipulado de la tercera y octava galería, de talla y barcos, de balones y pulseras, de muñecos de trapo y confección, suma un total de 570.000 pesetas, de las que los presos-trabajadores que lo realizan directamente cobran el 30 %, que suele dar un sueldo medio de tres, cuatro o 5.000 pesetas».

El resto desaparece repartido entre los encargados de los presos de cada taller, las oficinas administrativas, en las que también trabajan presos, y los presos que se ocupan de la carga y descarga de los materiales. Los funcionarios de prisiones que se encargan de controlar el trabajo que llega a la cárcel, perciben aproximadamente un 20 % de los honorarios anteriormente mencionados, según un informe de la Coordinadora de Presos, que se circunscribe a la normativa vigente en la prisión de Carabanchel.

Esta situación de absoluto desamparo en lo que al trabajo de la población reclusa se refiere, es especialmente lamentable por cuanto que en la reglamentación se señala al respecto el carácter «rehabilitador» del trabajo. «Los presos que trabajan -concluye el informe- carecen de la necesaria seguridad social, del seguro contra accidentes, de trabajo, de la calificación profesional que progresivamente le convierta en un trabajador especializado, que les permita la incorporación social sin problemas económicos y con la dignidad humana necesaria. »

A todo ello hay que añadir la situación particularmente grave del trabajo en los reformatorios. realizado por menores de edad cuyo salario no supera en ningún caso las 3.500 pesetas, siendo en muchos casos el más penoso, como por ejemplo, la fabricación de cables telefónicos realizado por los presos para la Compañía Telefónica, entre otras grandes empresas. El propio director general de Instituciones Penitenciarias, señor Moreno, ha reconocido en unas declaraciones a la prensa efectuadas recientemente la situación irregular del trabajo en prisión y la necesidad de mejorar las condiciones generales en que éste se desarrolla.

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