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España romperá el cerco a Gibraltar cuando Gran Bretaña acepte negociar

España no iniciará la ruptura del bloqueo a Gibraltar hasta que Gran Bretaña no acepte el comienzo de una negociación formal para la descolonización de la roca. Esta es la situación en la que se encuentran las relaciones hispano-británicas al término de la visita oficial a Madrid del ministro inglés de Asuntos Exteriores, David Owen, quien abandonó ayer la capital española con destino a Londres.

Las conversaciones de Madrid Owen-Oreja, así como las que el secretario del Foreign Office mantuvo con el rey Juan Carlos, el presidente Suárez y el vicepresidente Gutiérrez Mellado, versaron, esencialmente, sobre la cuestión gibraltareña. Y, en ellas resaltó, por primera vez, la idea de que los ingleses han tomado la iniciativa en el tema y parecen dispuestos a negociarlo, aunque milímetro por milímetro, para evitar que la población de Gibraltar pueda crear problemas de política interna al Gobierno de Callaghan.A pesar de que en esta primera ronda no se habló de negociaciones -«no se ha decidido negociar nada», afirmó Owen-, sí puede decirse que se ha instalado un "diálogos» permanente sobre el tema y que Owen no eludió la discusión del mismo en todos sus contactos mantenidos en Madrid. Estamos, pues, en una situación prenegociadora en la que, a nivel diplomático, existe una cierta distensión pero que, en el terreno de los hechos, no incluye ninguna novedad.

Owen pidió en Madrid, y así lo confirmó en el curso de una conferencia de prensa, «que España suspenda el bloqueo de Gibraltar, que constituye una violación de los acuerdos de Helsinki» (se refiere Oweri a la libre circulación de ideas y personas).

Owen dejó caer el tema de la violación de los acuerdos de Helsinki, como también dejó entrever la idea de que el ingreso de España en la CEE no sería fácil, o incluso posible, si persiste el bloqueo, o si la cuestión no se soluciona antes. «Los países de las Comunidades Europeas desean que este problema quede zanjado antes del ingreso de España en la CEE», declaró el doctor Owen, con cuidado y midiendo bien sus palabras. Owen añadió que su país no quiere mezclar una cuestión con la otra y que «apoya el ingreso de España en la CEE», como lo declaró al Rey, a Suárez y a Oreja, en privado.

La clave de la roca

Owen insiste en la autodeterminación del pueblo gibraltareño, o al menos en la necesidad de su consensus para avanzar en cualquier dirección, o,incluso para iniciar la negociación. Añade que el clima «democrático español y el interés del Gobierno de Madrid por las minorías, en favor de -las autonomías», permite creer en la posibilidad de. una mayor flexibilidad de la posición gibraltareña y en una mayor capacidad de negociación.Por todo ello, se piensa que la clave de todo compromiso está en la roca, -adonde se desplazará el próximo día 29 el secretario adjunto del Foreign Office, Frank Judd, para informar a Sir Joshua Hassan sobre el contenido de las conversaciones en Madrid y sobre las ofertas españolas. Porque sí parece confirmarse la existencia de un plan Oreja para salir de la crisis gibraltareña. Londres tomó la iniciativa de conversar y Madrid tiene propuestas concretas para negociar, que serán desarrolladas en septiembre, durante los debates de la Asamblea General de la ONU, en Nueva York, y en octubre, durante la visita de Suárez a Londres, prevista para el día 19 próximo.

En ambas ocasiones, Owen y Oreja tendrán posibilidad de debatir las múltiples variantes del plan Oreja, que está basado en la idea de un compromiso simultáneo. De un actuar a la vez (en vez del «pensar juntos», de López Bravo) que podría tener el siguiente paralelismo: España se compromete a romper, paulatinamente, y no de golpe, el cerco a Gibraltar, y Gran Bretaña se compromete a negociar y a tomar la decisión política de entrar en la dialéctica de la soberanía española del Peñón. Un primer paso podría ser el siguiente: España restablece las comunicaciones telefónicas con Gibraltar, y Gran. Bretaña decide iniciar la negociación. Más adelante entrarían en juego, en fases progresivas, paralelas y complementarias, otros elementos: libre circulación de trabajadores, apertura de la frontera, suspensión del veto británico a la entrada de España en Eurocontrol (agencia para la seguridad aérea europea) y suspensión de las restricciones hispanas sobre el aeropuerto de Gibraltar, etcétera, y todo ello, desde luego, pendiente de la situación política de los gibraltareños y del estatuto de autonomía que España ofrecerá al territorio. Un estatuto que la UCD, como partido, y no como Gobierno, podría tantear en posibles conversaciones con las primeras autoridades gibraltareñas.

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