Ultimátum de los secuestradores del Presidente de la Confederación patronal alemana
Una carta atribuida a los secuestradores del presidente de la Asociación de Empresarios Alemanes al Gobierno, exigía anoche la liberación de catorce terroristas detenidos en diferentes prisiones de la República. A altas horas de la noche permanecía reunido el Consejo de Crisis (organismo gubernamental restringido que funciona en ocasiones de urgencia), y se espera la adopción de decisiones «difíciles, pero necesarias», según ha dicho el canciller Schmidt.
El grupo ultraizquierdista Fracción Ejército Rojo, que se atribuye el atentado, ha hecho saber en un mensaje que Hans Martin Schleyer será ejecutado si antes del mediodía de hoy no son atendidas sus peticiones. Todos los condenados por terrorismo han sido incomunicados en las prisiones alemanas y les ha privado de radios y cualquier otro medio de contacto con el exterior.Según el fiscal general, los proyectiles que dieron muerte a tres policías y al conductor del automóvil de Schleyer fueron disparados por las mismas armas que se utilizaron para asesinar al fiscal general de la República, Buback, y al banquero Ponto. Dos personas que podrían estar implicadas en el atentado fueron detenidas ayer por la policía, aunque el fiscal general, Rebmann, se negó a facilitar sus nombres para no entorpecer la labor de investigación.
Reacciones políticas
Las reacciones políticas tras el secuestro del presidente de la Confederación de Empresarios y de la de Industria, y miembro del consejo de administración de Daimler-Benz, se han acumulado durante la noche. El canciller Sclimidt ha apelado a través de la televisión al «deber moral de todo ciudadano» a trasmitir a la policía cualquier indicio que pueda conducir a la detención de los autores del secuestro. El jefe del Gobierno ha apelado también a la población para que «mantenga la cabeza fría» y evite perder los nervios, ya que los activistas sólo son «una minoría relativamente pequeña».Más amenazador ha sido el tono del jefe democristiano Kohl, que ha dicho a modo de advertencia que -«son las doce menos cinco» a efectos de aplicar una solución tajante al fenómeno del terrorismo político, algo así corno que el vaso está a punto de rebosar y que los partidos conservadores no piensan mantenerse con los brazos cruzados.
Los sindicatos, rivales de la gestión pública de Schleyer, inconmovible adversario de la participación obrera en la marcha de las empresas y del propio jefe de la socialdemocracia, Willy Brandt, también han condenado unánimemente el secuestro.
Despliegue policial
El aparato montado en torno a este secuestro, que se produce cinco meses después del de Ponto, del Dresdner Bank, es del máximo alcance. Aparte de un «comité de crisis» dirigido por el ministro del Interior, Maihofer, la Interpol ha comenzado a moverse en los países en los que se supone pueden tener contactos los autores del hecho, especialmente Francia. La propia policía alemana ha comenzado a actuar unitariamente, por encima de circunscripciones de cada estado regional. El primer canal de la televisión alemana ha pedido a este respecto que se haga estatutario este centralismo a nivel de las policías política y gubernativa, «con el fin de dotar a estos cuerpos de mayor efectividad».
Detalles del secuestro
Respecto del desarrollo del secuestro de Schleyer, se han conocido nuevos detalles. El presidente de los empresarios alemanes fue objeto de una emboscada en el centro de Colonia, no lejos de la catedral. Una persona empujó un coche de niño al centro de la calle cuando pasaba el coche de Schleyer escoltado por otros cuatro vehículos del servicio de seguridad. Al frenar bruscamente uno de los coches, se produjo un choque, momento que fue aprovechado por los secuestradores para hacer fuego contra los agentes. Tres de ellos y el conductor del coche del presidente murieron en el acto. El comando, integrado por cinco personas, introdujo inmediatamente a Schleyer en una furgoneta y abandonó el lugar. Con los tres policías, se eleva a trescientos el número de agentes muertos en la RFA violentamente desde 1945, 79 de ellos en el land de Renania-Westfalia, considerado corno el más activo en este sentido y en el que también se ha registrado el secuestro de Schleyer.Desde noviembre de 1974, y aparte de Lorenz, único superviviente de una cadena de secuestros de personalidades políticas alemanas, los comandos de la Fracción del Ejército Rojo han asesinado a dos jueces relacionados con procesos políticos (Drenkmann y Buback), un banquero (Ponto) y un diplomático destacado en Estocolmo como agregado militar (Von Mirbach).
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