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El plan angloamericano sobre Rodesia, al borde del fracaso

Juan Cruz

El líder rodesiano lan Smith recibirá mañana a la misión diplomática angloamericana que le va a proponer que abandone el poder y lo entregue a la mayoría negra. Para Smith será la quinta propuesta de esta clase que recibe, desde que tomó el poder en 1964 y luego declaró unilateralmente la independencia de su país en noviembre de 1975. Con toda probabilidad será también la quinta propuesta que rechace.

Para el líder de la minoría blanca, la actitud reticente de la República Surafricana ante el plan anglo-americano no es la única razón por la que considera fortalecida su posición.Horas antes de recibir al ministro británico de Asuntos Exteriores, David Owen y al embajador USA ante la ONU, Andrew Young, Smith conocerá los resultados de las elecciones «generales» que hoy celebra su país. A un Smith reelegido y apoyado por sus vecinos de Suráfrica el paquete de medidas que llevan de un lado a otro los dos políticos citados, le durará aún menos que los que llevaron en el pasado Harold Wilson, Douglas Home y Henry Kissinger.

Además, en esta ocasión se le pide expresamente que deje paso de nuevo al poder colonial, Gran Bretaña, para que un representante de este país tome las riendas de Rodesia y la lleve a una situación de normalidad constitucional, con el sufragio universal como base para elegir nuevo Gobierno.

Las elecciones de hoy reflejan el fondo del problema de Rodesia. De una población de seis millones de negros y 250.000 blancos, sólo votan 94.200 personas, de las que únicamente el 10% son de color. Van a cubrir 65 escaños parlamentarios de los que tan sólo quince se siguen reservando para la mayoría negra.

lan Smith, ex soldado de la RAF en la última guerra mundial, un granjero que nació en 1919 y que desde 1964 dirige el partido Frente Rodesiano, necesita estas elecciones para proponer su propio plan constitucional. Tras los comicios, tratará de elaborar una nueva Constitución, en la que se amplíe la representación parlamentaria de los africanos, se incluya a éstos de alguna forma en el Gabinete y se sigan considerando fuera de la ley las fuerzas guerrilleras que hoy combaten con su ejército. Para satisfacción de la República Surafricana, la cuestión del sufragio universal ni siquiera sería abordada.

Cuando Owen y Young acudan mañana a Salisbury con un plan en el que aparentemente se incluyen el desmantelamiento del ejército rodesiano, la intervención de una fuerza internacional neutral y el reconocimiento del sufragio universal, Smith considerará esas sugerencias tan irrelevantes, como ambos negociadores han considerado las elecciones de Jan Smith.

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Las perspectivas de fracaso de la iniciativa angloamericana están subrayadas por el silencio que tanto el ministro británico, como su compañero norteamericano, mantuvieron tras su entrevista con John Vorster y antes de hablar, ayer, con Julius Nyerere, el presidente de Tanzania que sirve de portavoz de los Gobiernos negros que apoyan a los guerrilleros rodesianos.

La impresión que se tiene en Gran Bretaña es que Ian Smith golpeará de nuevo el próximo 11 de noviembre la campana de bronce con cuyo sonido celebra cada año, desde hace doce, la independencia ilegal de su país.

James Callaghan, el primer ministro británico, que cuando era ministro de Exteriores se propuso garantizar la independencia constitucional de Rodesia para mediados de 1978, dijo hace unos días que la misión Owen-Young era la última oportunidad para resolver pacíficamente el conflicto. Es posible que a partir del jueves la guerra abierta resulte la única alternativa.

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