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Notable avance electoral del neofascismo británico

Juan Cruz

El Partido Laborista ganó la élección parlamentaria de Ladywood, Birmingham. Su candidato, John Sever, obtuvo algo más de 8.000 votos, el doble que su oponente conservador. Los ocho restantes partidos que compitieron en esta elección parcial perdieron su dinero electoral. La apatía del pueblo de Ladywood quedó expresada en el porcentaje de votantes: sólo acudieron a las urnas unas 15.000 personas, menos de la mitad del electorado.

El hecho más significativo del resultado, que se conoció en la madrugada de ayer, es la relativa victoria del neofascista National Front, cuyo candidato desbancó al liberal del tercer puesto y ganó 888 votos. El desastre de los liberales no es casual: se ha repetido en once elecciones parciales sucesivas, casi siempre a consecuencia de la irresistible ascensión de los neofascistas, cuyas campañas se basan en principios raciales.La violencia que precedió a esta elección parcial se reprodujo en el momento del recuento de votos cuando un candidato socialista de izquierdas dio un puñetazo a su oponente del National Front, le rompió las gafas, lo derribó y convocó a su alrededor una riña que la televisión, que estaba allí, transmitió en directo. Tres personas fueron detenidas. Estas escenas, que ya vienen siendo normales en la lucha política británica, perturban a los ingleses tanto como los graves problemas económicos que persisten.

El National Front ha pasado de ser un partido con apenas el 0,5% de los votos en las elecciones generales de 1974 a obtener en estas consultas parciales porcentajes respetables. En las últimas municipales, en Londres, el National Front ganó el 30% de los sufragios. Al desbancar a los liberales en Ladywood, una zona en la que la mitad de los habitantes son de color, este partido neofascista demuestra cómo crece en Gran Bretaña el problema del racismo.

Los racistas del National Front acusan a los sucesivos Gobiernos británicos de permitir que este país se haya llenado de negros y asiáticos, no sólo piden el cierre de las fronteras a la emigración sino que abogan por la repatriación de los dos millones de habitantes de color que ya están establecidos aquí.

La propaganda de este partido tocó en el bolsillo de los británicos, porque sus portavoces dicen que la decadencia del Reino Unido se debe a la presencia de estos emigrantes. Concentran sus ataques en los que tienen pasaporte británico porque provienen de las colonias que hoy forman I.a Commonwealth, pero hacen caso omiso de los millares de árabes que ahora viven aquí. Al revés que aquellos emigrantes, piensan los dirigentes del National Front, los árabes dejan dinero en los bancos de Londres.

Una fuerza perturbadora

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La campaña del National Front en Ladywood se basó en esos principios. Esta población de Birmingham padece un 36% de desempleo. Sus viviendas son inhabitables y en su mayor parte están ocupadas por blancos que no tienen medios para buscarse una acomodación mejor. Para el partido neofascista es fácil concentrar la frustración de ese sector de la población contra sus vecinos colorados. Mientras no se acaben las causas de la frustración -el desempleo, la pobreza- ese grupo tendrá terreno abonado para crear una tensión racial que ya forma parte de la vida diaria de las principales ciudades inglesas.Para los partidos tradicionales,laborista, conservador y liberal, el

National Front es también una

amenaza electoral. En varias ocasiones, los neofáscistas han demostrado mayor popularidad que el Partido Liberal. Votantes indecisos de los otros dos grupos principales están decidiéndose por el National Front. El neofascismo de carácter racista ha dejado de ser una fuerza a la que era mejor ignorar, en la estimación de los líderes de los tres partidos citados,.para convertirse en un elemento cada vez más po deroso de la política británica.

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