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Oposición y parlamentarios de UCD, enfrentados por la cuestión autonómica navarra

El tema de la incorporación de Navarra al resto de Euskadi, en el marco suficiente para crear un estatuto de autonomía para todos los vascos, está siendo tema de polémica durante estos días en Navarra. Para los parlamentarios de UCD, elegidos por la provincia, Navarra debe seguir manteniendo su identidad, pero sin sumarse a un estatuto para las cuatro provincias vascas.

Jaime Ignacio del Burgo, senador de UCD y cabeza visible de los hombres de Suárez en Navarra, afirmaba el martes, 2 de agosto, en un artículo publicado en EL PAIS, que «Euskadi tiene unas connotaciones separatistas que impiden nuestra adhesión al proyecto».Hasta ahora los diputados centristas han declinado las invitaciones hechas por la Asamblea de Parlamentarios Vascos, en la que están integrados otros tres parlamentarios navarros, para incorporarse. «No estamos en contra de la Asamblea de Parlamentarios vascos, señala Del Burgo. Pero no estamos de acuerdo con la interpretación en ella de los parlamentarios navarros. Mientras Navarra no manifieste su voluntad de integrarse a Euskadi, no es posible nuestra presencia en la Asamblea. Y como Navarra no ha expresado de forma clara e inequívoca dicha voluntad de integración, lamentamos la presencia de los parlamentarios del PSOE y del PNV en la Asamblea. Esta es una actitud política que nada tiene que ver con nuestro primitivo origen vascónico, que no puede ser esgrimido como pretexto para justificar la pérdida de nuestra personalidad como navarros.»

Sin embargo, esta tesis no es sostenida por la mayoría de los partidos y coaliciones que en Navarra se presentaron a las pasadas elecciones. En opinión de los partidarios de un estatuto de autonomia para las cuatro provincias vascas, «no es incompatible la autonomía de Navarra con el tema de Euskadi. Navarra debe recuperar su poder foral originario, lo mismo que Alava, Guipúzcoa y Vizcaya. Una vez resuelto este punto, hay que ir a una confederación, de mutuo acuerdo, para que Euskadi tenga fuerza».

UCD no llega al 30 %

Incluso, la oposición navarra señala que el 28,5 % de los votos que UCD obtuvo en la provincia durante los pasadas elecciones, no supone hablar en nombre de todos los navarros. La Oposición unida, es decir, aquellos partidos y coaliciones que en sus programas abogaron claramente por un estatuto de autonomía para Euskadi que sirva para las cuatro regiones vascas peninsulares, consiguió más del 55 % de los votos navarros. Estos partidos han hecho posible que, en poblaciones en las que el euskera se ha perdido hace más de dos siglos, como es el caso de Viana, en el límite de la provincia con Logroño, ondee la ikurriña en el Ayuntamiento, como símbolo de las libertades del pueblo vasco«Navarra es la creadora del pueblo vasco -señalaba ayer a EL PAIS el abogado administrativista Pedro Larumbe Biurrun-. Cuestionar tal hecho, aduciendo provocadas insolidaridades gestadas desde el exterior, es evidente antivasquismo. Las fuerzas caciquiles y seudorrevolucionarias-sucursalistas, quieren someter al pueblo navarro a una involucración contraria a los más profundos y verdaderos cauces autonómicos con el pretexto de que una unión de tipo confederal con el resto del País Vasco atentaría contra la personalidad de Navarra. Esa idea la quieren apoyar en la ley del 18 de agosto, de 1841, ley que convirtió a Navarra de reino independiente en provincia foral, y que por tanto, se debe presentar como una ley de vencidos. Nunca las constituciones o leyes fundamentales del Estado, invariablemente unitarias, han recorrido esa personalidad soberana, siempre reivindicada por el pueblo navarro que ahora predican algunos, para aislar a Navarra de sus. hermanas. Los defensores de esa ley hablan ahora tácitamente de reintegración foral. En realidad, más que expresar su pensamiento, lanzan ese símbolo como maniobra de distracción, ya que jamás ha estado en sus planes la recuperación del estatus originario de Navarra.»

«Por otra parte -afirma- quieren someter a plebiscito al pueblo de Navarra para que se defina sobre su incorporación al resto del País Vasco. Ante tal tesis, cabe preguntarse -teniendo en cuenta la falta de información y formación de cuatro siglos y medio y las deformaciones exógenas- si hay algo más antidemocrático que obligar a un pueblo a definirse sobre lo que es su esencia, cuando carece además de controles políticos autónomos. Frente a tal estado de cosas, Navarra debe evitar la repetición de la dolorosa experiencia de 1932, pues la mejor fórmula de robustecer su personalidad política y recuperar sus legítimas potestades es la unión con el resto del País Vasco peninsular, no en una integración uniforme, sino en una eminentemente confederal, como nos ha enseñado la historia de todos los vascos. »

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