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Mensaje optimista del primer ministro francés

«La situación económica mejora en Francia», aseguró anoche el primer ministro, Raymond Barre, en unas declaraciones dirigidas a sus conciudadanos, a través de la televisión, y consideradas por los observadores como el segundo capítulo del proceso electoral, después del discurso del presidente de la República, Valery Giscard d'Estaing, hace dos semanas, en Carpentrase.Siguiendo el modelo presidencial, el señor Barre, con la precisión de verbo y la figura de matiz que caracterizan a los franceses, pintó un porvenir color rosa, «sin resultados gloriosos», pero lo suficientemente bueno para «evitar los peligros que correría Francia con la victoria del programa común de la izquierda».

Francia saldrá de la crisis «si los franceses continúan esforzándose»; la inflación, al final del año en curso, será inferior al 9,9 % actual; el paro, con el tiempo, encontrará solución, sin olvidar, subrayó, que todos los demás países occidentales padecen la misma enfermedad; el franco francés, en su opinión, se mantiene firme respecto del dólar y, a pesar de la leve tormenta actual, «vamos hacia la estabilidad de los mercados de cambio»; el primer ministro cuenta con «la inteligencia y el esfuerzo de los franceses» para evitar conflictos sociales graves en el otoño próximo.

De acuerdo también con el presidente, el señor Barre afirmó desear el entendimiento de la mayoría. Y, aunque indirectamente, se dirigió al líder gaullista, Jacques Chirac, para contrariarlo cuando recordó que «el primer ministro es el responsable de la coherencia de la mayoría». El liderazgo de esta mayoría, especialmente en lo que se refiere a la elaboración de la estrategia de las legislativas (la designación de candidatos, sobre todo), como de cara a todo lo que pudiese ocurrir en este país después de los comicios de marzo del 78, hasta llegar a las presidenciales de 1981, es una cuestión capital y aún divide seriamente a los partidos que integran la coalición presidencial. En opinión general podrá resolverse, pero sólo en apariencia, para hacer frente a la oposición de izquierda.

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