Más de trescientos presos ocupan los tejados de la prisión de Carabanchel
Los presos comunes de Carabanchel han vuelto a protagonizar un conflicto, de similares características a las anteriores, aunque de mayores proporciones, al ocupar más de trescientos de ellos los tejados de casi todas las galerías de la prisión. Según informaron los mismos amotinados a gritos, un preso ha sido herido de gravedad por un funcionario que le agredió con una navaja. Fuertes contingentes de policía han ocupado uno de los tejados y rodean el recinto. En algunos momentos se lanzaron botes de humo y disparos con balas de goma. Por su parte, los amotinados replicaron lanzando ladrillos y cascotes que arrancaban de la cornisa de los tejados. A las diez de la noche de ayer, la situación permanecía estacionaria, en un clima de fuerte tensión.
El conflicto comenzó ayer tarde, a las dos menos cuarto, cuando ocho presos subieron al tejado de la sexta galería. Un recluso arrojó una cuerda, posiblemente hecha con mantas, a través de una ventana, y los ocho fueron subiendo a pulso hasta el tejado.A continuación, por la misma escala fueron subiendo varios bultos, que luego se supo eran mantas, una escalera y pancartas. Inmediatamente se redobló la vigilancia en las garitas del muro que rodea la cárcel, aunque desde fuera no se vio más movimiento. Los presos, que vestían todos camisetas rojas, desplegaron una bandera de COPEL (una silueta de España, con el fondo de color rojo y todo enrejado), y después, utilizando la escalera como puente, fueron pasando de un tejado a otro.Se dieron gritos de amnistía y libertad, y durante una hora no fueron molestados por nadie. Deambularon con cierta tranquilidad por los tejados. Mientras, en las calles de los bloques de viviendas próximos a la cárcel se había congregado un grupo de vecinos, curiosos y miembros de los Comités de Apoyo a los Presos.
El conflicto se fue generalizando a media tarde. Previamente, los presos se habían negado a tomar lahuelga de hambre, y corrieron rumores de que varios de ellos se habían cortado las venas con cuchillas. Es este un dato que no ha podido ser confirmado por ahora.
Fuentes de COPEL indican, sin embargo, la certeza de la agresión del funcionario, en la persona de un joven de dieciocho años, aunque no la hora y las circunstancias en que ocurrió.
Reincidentes
Los ocho primeros presos que. ocuparon los tejados pertenecen todos ellos a COPEL. Habían participado en las huelgas y motines de los meses pasados y se encontraban incomunicados, en la rotonda central.
A gritos fueron desgranando sus reivindicaciones: reforma del sistema carcelario, trabajo y libertad, amnistía total.
Algunos miembros de los Comités de Ayuda, que sostienen contactos regularmente con los presos, han informado que la acción se había planeado en estas fechas para llamar la atención a los partidos políticos que forman parte de las Cortes, cuya inauguración oficial sucederá dentro de tres días.
A partir de las cinco de la tarde, comenzaron a tomar posiciones dos compañías de policías antidisturbios. Ocuparon el tejado de la quinta galería, separados por escasos metros de los amotinados de la sexta, y de otra terraza superior que se eleva en la misma azotea de la quinta.
En un momento dado, se hicieron varios disparos de botes de humo, que no surtieron efecto porque se dispersaba rápidamente. Hubo luego varios sonidos de detonaciones, que se cree pertenecían a balas de goma. Los presos comenzaron a arrancar cascotes de las cornIsas y a arrojárselos a la policía.
En cambio, poco más tarde, los mismos presos manifestaron a sus vigilantes que sólo querían libertad y trabajo, y que eran víctimas de un determinado sistema, de los que ellos -los policías- también lo eran, por lo que no debían considerarse enemigos.
Aprovisionamiento de agua
Los presos que permanecían en el interior de las galerías ataban cubos de agua a las cuerdas, que luego eran subidos desde el tejado. El calor fue muy fuerte durante todo el día, y el agua era imprescindible. Al subir más sábanas, pudieron confeccionarse hasta trece pancartas. Algunas mantas fueron quemadas, se supone que para llamar la atención, y la policía avisó a los bomberos, quienes tendieron una escalera hasta uno de los tejados por si había que intervenir.
A las seis de la tarde, comenzaron a gritar que uno de ellos había sido herido con una navaja por un funcionario, y que se encontraba en grave estado.
El grupo más numeroso ocupaba la galería que da enfrente del cementerio de Carabanchel. Otros muchos deambulaban entre unas galerías y otras, y también la rotonda estaba ocupada.
Abajo, compañías de antidisturbios patrullaban alrededor del recinto. Las posiciones se mantenían sin variación desde hacía un par de horas, y se suponía que sería durante la noche cuando se procediese al desalojo.
Ultimas noticias indicaban que en el taller de la prisión se declaró un incendio de cierta importancia -no se mencionaba si fue intencionado- y algunos agentes quedaron aislados por las llamas. Los bomberos tuvieron que ir a rescatarlos. En otros momentos, los gritos al unísono de los trescientos amotinados fueron tan fuertes que llegaron a oírse claramente en bloques de Aluche, situados a más de cuatrocientos metros.
Por último, varios vecinos de las colonias cercanas comunicaron a EL PAIS que la policía ordenó abandonar sus lugares de observación a los vecinos que se encontraban cerca, y que se volvió a lanzar botes de humo contra los presos de los tejados, aproximadamente a las diez de la noche. A las dos de la madrugada, no obstante, permanecían reclusos amotinados en la tercera galería de la cárcel.
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