Gulio Riechi,
sacerdote italiano, y los científicos americanos John Jackson y Eric Jumper, han reconocido en la Sábana Santa (que según las tradición recogió el cuerpo de Jesús después de la crucifixión) señales de los azotes, la postura en que fue flagelado y los castigos que se le hicieron con un objeto punzante. La investigación se ha hecho mediante fotografías especiales del lienzo, en el que manchas de sangre y marcas no pueden ser falsificadas, según han declarado.
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