En el "multimillonario" tenis aún quedan títulos de prestigio
El argentino Guillermo Vilas, zurdo, con un tenis potente y seguro, que sólo cedió un set en todo el torneo, fue el gran vencedor, el domingo, en Roland Garros, verdadero campeonato del mundo en tierra batida. Su triunfo le supuso un premio en metálico de 2.800.000, pesetas, pero, lo que es más importante, conseguir uno de los escasísimos torneos de más prestigio que aún quedan en el deporte de la raqueta mundial. Aún dentro del superprofesional izado tenis actual todavía quedan títulos que mantienen la credibilidad sobre el tenis de competición. Incluso la Copa Davis está en trance de desaparición, aunque para los jugadores españoles, aún en liza, también les puede suponer un buen puñado de millones de pesetas.
El tenis en 1977, al margen de la técnica, no se parece en nada al de hace bien pocos años. Los millones -especialmente en dólares- mandan sobre todo. El deporte de la raqueta se ha profesionalizado hasta extremos insospechados, aprovechando a la perfección el «boom» experimentado en todo el mundo. Cuando hasta hace poco todavía se planteaban los escrúpulos de los jugadores amateurs y los profesionales, el tenis resolvió rápidamente las medias tintas quizá porque no tenían ningún problema olímpico por medio. Situaciones ridículas como un Santana «puro aficionado» y un Gimeno marginado por «profesional», al poner el ejemplo español más cercano, duraron poco tiempo.Ahora, aunque la prohibición era un hecho, se hace ya la vista gordísima a 'los partidos de desafío, por ejemplo, que suponen la manera más fácil de. ganar dinero para las superfiguras. En Puerto Rico, hace pocos meses, Jimmy Connors obtenía 35.000.000 de pesetas por ganar en tres sets a llie Nastase, que se embolsaba 10.500.000. Unas entradas a precios escalofriantes y la correspondiente ayuda televisiva hacían el milagro. Actualmente el sueco Bjorn Borg, último niño prodigio de la raqueta, ha sentado sus reales en Estados Unidos, con novia rumana incluida, y quizá por aquelló de aprovechar al máximo SU posible corta vida de jugador más potente que de calidad. Borg firmó un contrato multimillonario a principios de año y, gana los 2.800.-000 pesetas de media por jugar un partido -crucial, vital y publicitariamente montado, eso sí- a la semana. Borg, sin esforzarse diez días en un torneo de prestigio y durísimo como Roland Garros, gana, pues, en una semana lo que Guillermo Vilas, último vencedor del torneo parisiense obtuvo tras su victoria del domingo sobre Gottfried. Pero es que ya no necesita esa victoria en su palmarés, una de las pocas que en el tenis de la actualidad dan prestigio y, desde luego, suponen una catapulta más hacia nuevos contratos. El rubio sueco ya los tiene, y no sólo por jugar, sino por la publicidad de la ropa que usa, tal vez más que ningún otro jugador en el mundo, exceptuando a Connros. En efecto, según la revista Tennis Magazine, Borg tiene unos contratos de casi cinco millones anuales por usar las raquetas Bancroft en Estados Unidos, y otros tantos por utilizar la Donnay en el resto del mundo. Asimismo la marca Fila le abona cerca de los tres por llevar sus pantalones de deporte, camisetas y jerseys. En total, casi trece millones al año de publicidad.
Copa Davis: otros problemas
Con todas estas cifras queda claro que el tenis se ha convertido en un verdadero deporte es pectáculo. De ahí que los torneos importantes, casi sagrados en otros tiempos, hayan perdido fuerza año a año, salvo Roland Garros, Wimbledon y Forest Hills. El caso más claro, aunque sea a nivel de equipos nacionales, es el de la Copa Davis. Precisa mente la enorme cantidad de compromisos «millonarios» de los mejores jugadores les ha he cho volver la espalda en demasiadas ocasiones al tradicional torneo de la ensaladera. Borg, por ejemplo, es casi seguro que no participará este año, y el caso de Fibak, ausente ante Francia -que no quiso el aplazamiento-, dejó fuera de la competición sin paliativos a Polonia en la última ronda celebrada.El comité directivo de la Copa Davis, creada hace 77 años, ha hecho justamente este año una declaración sobre las enormes dificultades del torneo. El próximo 29 de junio se celebrará la reunión anual de los países miembros en Londres, y allí volverá a aparecer el otro gran problema del tenis actual: la política. La URSS, por no querer jugar contra Chile el año pasado, fue suspendida para la edición actual, pero Hungría, India y la propia URSS han propuesto que se anule la decisión.
El problema de la Copa Davis es, pues, más difícil todavía. Además, por muchas ayudas que las respectivas federaciones nacionales puedan dar a sus jugadores por participar, el único aliciente válido es el defender deportivamente al país. Y por lo que se está viendo a veces, ya no es suficiente. La promoción individual es mucho más apetecible, y menos mal que quedan torneos clásicos como los citados de Roland Garros o el próximo de Wimbledon -que precisamente celebrará este año su centenario y quizá hasta el nortemaricano de Forest Hill. Nada más. La multitud de torneos de las organizaciones profesionales lo arrasan todo. Al menos para la próxima temporada -siempre por motivos económicos, claro- el Grand Prix y el WCT se unirán. Y seguirán garantizando, naturalmente, los doce millones de pesetas, como mínimo, en dotación total de premios por torneo. Un poco menos que el pasado Roland Garros, aunque con bastante menos categoría todos ellos. Ahora, salvo escasísimas excepciones, importa siempre más el dinero.
El caso español
A propósito de dinero, el caso español es muy a tener en cuenta. Ya ha quedado expuesta de sobra la Improvisación con que se ha vuelto a encarar la Copa Davis, sin un doble definido. Orantes puede estar recuperado para finales de julio contra Hungría, e Higueras, aunque no acaba de cuajar en gran figura, al menos ha dado un paso precisamente en Roland Garros, al llegar a cuartos de final. Pero lo curioso realmente es cómo jugadores, digamos modestos -aparte de Orantes, suficientemente calificado entre «millonarios» mundiales-, pueden llegar a embolsarse jugosas cantidades de dinero.Los jugadores españoles de Copa Davis han cobrado ya 400.000 pesetas por eliminar a Grecia, y 600.000 a Yugoslavia Los rumores con muchos visos de realidad hablan de que, por eliminatoria pasada el aumento seguirá de 200.000 en 200.000 pesetas. Si se elimina a Hungría -pese a Taroczy que han elegido pistas rápidas-, la final del grupo B de la zona europea frente a Italia, actual poseedor de la ensaladera, o Suecia, disminuida si no juega Borg, supondría entonces el millón. Imaginando más, en la semifinal interzonas, casi seguro con Rumania, sería 1.200.000. Y ya en el colmo de una tercera final de la Copa Davis -tras las derrotas de 1965 y 67 ante Australia-, 1.400.000. El total rondaría los seis millones. Tampoco sería despreciable, aunque parezca un sueño imposible en la dualidad actual del tenis: dinero y deporte.
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