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Crisis abierta en "Le Figaro"

Ayer, la dimisión del director del diario conservador Le Figaro, el académico Jean D'Ormesson, que siguió a la del director político y reputado comentarista Raymond Aron, el viernes pasado, este «espejo de la burguesía» francesa entra en un nuevo periodo de crisis. Es probable que otros periodistas conocidos sigan el ejemplo de D'Ormesson y Aron. El «imperialismo» del proletariado del periódico, Robert Hersant, parece ser el motor de lo que en los medios periodísticos se considera como «el fin de la época de "cierto liberalismodel diario».De hecho, la crisis de Le Figaro empezó en 1975, cuando fue adquirido por Hersant, quien también compró el popular France-Soir. Para realizar estas adquisiciones se ha asegurado que contó con el apoyo, ante los bancos, del líder gaullista Jacques Chirac. De ahí, posiblemente, que el springer francés (doce diarios en provincias, además de los dos parisienses, y varias revistas) declarara en varias ocasiones que su prensa se pondría «al servicio activo de la mayoría gubernamental».

A consecuencia de esta actitud de Hersant, las divergencias se han multiplicado entre la redacción y el propietario. Ayer, Aron, después de treinta años de colaboración en Le Figaro, explicó las razones de su dimisión: «Es normal que el propietario de un grupo de prensa ejerza una influencia en los periódicos que le pertenecen. Pero que la misma persona quiera ser, a la vez, propietario, gestor, director político, editorialista y candidato a las elecciones, constituye una amalgama de propósitos que parecen inaceptables. D'Ormesson, en su último editorial, reveló ayer también su incompatibilidad con el propietario. Los estatutos de la «sociedad de redactores» confirmó, fueron convertidos en papel mojado.

Toda la prensa francesa se inquieta al analizar la trayectoria de Hersant: «Quienes consideran a la prensa como una mercancía cometen un crimen contra el espíritu», estimaba el comentarista del independiente Le Monde, haciéndose eco de un sentir bastante general.

Repercusiones de un atentado mortal contra un huelguista

Entretanto, los medios políticos de izquierda se muestran preocupados por el atentado cometido el domingo pasado en Reims, que costó la vida a un obrero de 37 años. Cinco de los presuntos implicados en el asesinato fueron detenidos ayer Pierre Maitre, el obrero muerto, y otros dos compañeros suyos que resultaron heridos, formaban parte de un piquete de huelga establecido a las puertas de una fábrica de vidrio de la citada localidad, cuyos empleados se declararon recientemen te en conflicto con la empresa.Según informaron fuentes policiales, el supuesto autor material del crimen, y sus cua tro secuaces, militan en la cen tral sindical CFT (Confedera ción Francesa del Trabajo) considerada «sospechosa» por los gremios comunistas y socialistas.

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El hecho ha conmocionado a todo el país, en el que sólo muy raramente se han registrado, desde mayo de 1968, atentados de esta naturaleza. Los sindicatos izquierdistas convocaron a un paro simbólico de cinco minutos para hoy, a escala nacional. La semana pasada, el secretario general de la Central Socialista Autogestionaria, CFDT, Edmon Maire, declaró que existen posibilidades de «provocaciones» ultraderechistas, ejecutadas por «bandas armadas» o «policías parálelas», con el fin de imposibilitar la alternativa democrática en Francia si la izquierda gana las elecciones legislativas de 1978.

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