_
_
_
_
Tribuna:DIARIO DE UN SNOB
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Los eurocomunistas

Iba yo a comprar el pan y me encontré a Luis María Ansón:-El eurocomunismo es la última táctica de Moscú.

Pues sí que empezamos bien el día. Me parece un argumento propio de un caballero de la corte del rey Arturo. Carlos Luis Alvarez, que pasaba por allí con su columna tipográfica al hombro, para colocarla en el A BC como una cuña de otra madera, me echa una mano:

-El eurocomunismo nace de las cartas de Gramsci en la cárcel. Es una cosa europea, intelectual.

El quiosquero, el parado y el abrecoches están felices de que hayan venido hoy por el barrio estos señores tan preparados. Me escribe una tal Blancanieves con la letra del revés. Puede ser una perfecta imitación de Pitita. El que se finge Blancanieves acaba siéndolo, como el que se finge fantasma, y de lo que no hay duda es de que los eurocomunistas, a fuerza de fingirse demócratas, van a acabar por serio.

-¿Usted cree que fingen?- dice el parado.

Yo no digo nada. Yo no digo mi canción sino a quien conmigo va. El eurocomunismo ha optado por la democracia, bien por el miedo a la bomba atómica, bien por las epístolas de Gramsci a los efesios, bien porque Carmen Tamames está cada día más guapa.

El eurocomunismo ha comprendido, quizá, que o es un humanismo o no es nada. A Santiago Carrillo le oí decir el otro día:

-Los bárbaros se cargaron el Imperio Romano porque traían la democracia.

Eso no lo ponía mi enciclopedia escolar Luis Vives. Mi enciclopedia escolar Luis Vives ponía que el Imperio Romano cayó por la depravación de las costumbres y la ruina de Samuel Bronston. Siempre el argumento moral en lugar del argumento político. Así nos han educado de derechos. Y encima viene Luis María Ansón, muy de mañana, a meterme miedo.

-Hombre, Luis María, ahora que estaba yo empezando a levantar un poco la cabeza.

El eurocomunismo español se encuentra hoy entre dos fuegos: entre Pasionaria y los grupos a la izquierda del pecé. A mí me interesa como un nuevo humanismo que puede nacer.

-¿Y qué es en concreto el eurocomunismo?- dice el abrecoches.

-Que el padre Llanos levante el puño.

Estuve no hace mucho visitando al padre Llanos en su chiscón de Entrevías, y lo he contado aquí. No sé si se lo ha traído ya.

-Los comunistas cristianos -me explica Aurora de Albornoz- dicen que en ningún texto sagrado se explica dónde está el cielo, y que puede ser que el cielo esté en la tierra.

Luis Calvo, con el pelo blanco y los ojos penetrantes me explica en una comida:

-García Lorca me dijo una vez: Yo no soy hombre político. Soy hombre de emociones.

Bueno, pues eso me pasa a mí, que soy hombre de emociones, de pálpitos, y creo que algo nuevo está naciendo en Europa, se llame eurocomunismo, contracultura o Crazy Horse. Yo no sé si hay o no hay eurocomunismo, pero que me digan qué hay entonces, en Europa, aparte de la calva carismática de Giscard y el sombrero frutal de Juliana de Holanda. Europa es hoy horterada, pornografía y libertad de aduana. Algo más tiene que estar alumbrando Europa.

En esto que viene Manuel Halcón con su libretita y me lee unos textos ácratas que alguien le ha transmitido desde Europa. Uno cree que está glosando el eurocomunismo desde la izquierda y a lo mejor lo está glosando desde la derecha. Un periodista sin pena ni gloria dice de mí en una revista que las marquesas me adoran. No sabe que las marquesas madrileñas se conjuran en sus peluquerías para arrancarme el cutis con sus uñas lacadas. Porque piensan, las muy doncellas, que soy eurocomunista.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_