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San Isidro 77: decimosexta corrida de feria

Terroríficos, correosos y emocionantes cobaledas

La del domingo pudo ser, y en muchas cosas fue, la corrida de la f'eria, en cuanto a la presentación y el comportamiento del ganado. Salieron los cobaledas como para dar un síncope al mismísimo Frascuelo. Toros con cuajo y hondura, pechos y culatás poderosos, y por delante, un armamento que hacía temblar el misterio.Toros de fachada antigua, escapados de las estampas de La Lidia (esa joya que nadie ha sabido igualar, aunque poder se puede, puesto que los canales de infOrmación y las artes gráficas se han perfeccionado tanto). Toros de una vez, y además, en conjunto, parejos. Seriedad en las caras. presencia pavorosa, agresividad. Y casta. Me río de tanto canto como se ha hecho a aquel hierro, y al otro, y al otro, porque tenían movilidad, aunque tres toros de aquél salían de los caballos peCando coces y los demás aceptaban las varas y prou, los del otro se caían más o menos (más bien rnás), y los del otro tomaban las telas como borregos.Movilidad, casta, también genio, emoción y presencia parigual tremenda, poseyeron de sobra los correosos cobaledas de don Luciano, que además cumplían bien en varas, aunque ninguno pudocalificarse como bravo, pues cuál después de tomar un primer puyazo de largo y con entrega absoluta, en los siguientes acababa saliéndose de la suerte. cuál cabeceó el peto. cuál se quitó el palo.

Plaza de Las Ventas

Decimosexta corrida de feria. Ocho toros de Luciano Cobaleda, d os de ellos de rejones. Todos de gran presencia. Los de lidia ordinaria, aparatosos de cabeza y astifinos- el cuarto, manso- los demás cumplieron en varas; difícil el primero, el resto con problemas pero manejables. Los de rejones, el primero ¿legre, el segundo reservón, con trapío y cornamenta terroríficos.José Fuentes: Bronca en los dos. José Luis Galloso: Escasa petición y vuelta. Palmas y pitos, y saludos. Gabriel Puerta, que confirmó la alternativa: Silencio. Vuelta al ruedo. José Maldonado: Silencio. (Descabelló su toro Rafael Chinarro). Manuel Vidrié: Oreja. Gran entrada. Presidió aceptablemente el señor Mantecón

Es decir, que a todos los cobaledas les faltó algo o mucho para ser bravos a carta cabal, pero en cuainto a casta no sólo no les faltó sino que incluso hicieron alarde de ella, y sólo hubo un manso, que fue el cuarto de lidia ordinaria, el cual rebotó de un puyazo en terrenos del nueve para, en su huída a toriles, encontrarse allí con el otro picador, y defenderse de rnala manera.

Ninguno resultó de carril para la muleta, es cierto. Tenían probici-nas. los propios del toro de lidia, que en los más no eran insalvables. En su variedad, hubo uno francamente difícil, el primero, sin otras posibilidades que el alliño, y eso fue lo que hizo Gabriel Puerta después de porfiarle inútilmente al natural. El sexto, un berrendo de enormes defensas, como agujas. reservón, de los Cque escarban. tomaba bien el engaño. aunque no repetía las embestidas y. avisado con todo lo que sucedía dentro del ruedo y fuera de él, se distraía. alerta a los antirreglamentarlos e irresponsables movimientos del público en los tendidos Y de los invitados en el callejón. Púerta le toreó voluntarioso (más o menos despegado) y consiguió meterle en la muleta hasta cuajar sendas tandas de derechazos y naturales, con el aditamento de un circular que arrancó la más encendida ovación. El bajonazo descarado con que remató el trasteo dejo) en vuelta al ruedo esta meritoria labor.

La decadencia profunda del toreo de capa. más acusada que nunca en esta feria, tuvo excepción en Galloso. Toreó aceptablemente a la verónica y en el tercero de la tarde entusiasmó con un precioso quite combinado de gaoneras y medias serpentinas, y un galleo por chicuelinas.

Noble el toro, su defecto era que embestía con la cara un poco altaY Galloso aún acentuó el del'ecto .pues rernataba los pases por arriba No es buen muletero Galloso: ha v en él una sensible falta de cAdad dentro de su indudable decisión. Mato) con mucha pureza. en la suerte de recibir. a-uantando de firme la arrancada y bajando muy, bien la mano, más la espada quedo) trasera. tendida y caída. El quinto le pegó una colada terrible por el pitón derecho. pero por el izquierdo era muy noble y la faena fue toda a base de naturales, aunque sin variación. sin inspiración y sin hondura. Mató mu,,- mal esta vez, con muchos alivios, de tres pinchazos. estocada baja y cuatro descabellos.Como mientras banderilleaban el primer toro Fuentes se mhibió de la lidia, la afición se metió con él y ya la tuvo de uñas toda la tarde. Es verdad que tampoco se esforzó en contentarla. A dos toros tardos y distraídos les hizo más tardos y más distraídos aún con sus cites a distancia, muleta retrasada, y muchas precauciones. Con la espada estuvo habilidoso y breve. Menos mal.

Rejonearon José Maldonado y Vidrié. Muy mal Maldonado en los rejones y aceptable en banderillas, Vidrié mezclo' el buen toreo con las concesiones a la galería. Reuníó unas veces al estribo y otras a la grupa, y se metió al público en el bolsillo con un par a dos manos y por los adentros: modalidad propia del rejoneo canip, que creíamos desaparecido tras la autenticidad que trajo Lupi hace unos años. pero ya se ve que no. Su toro, también cobaleda, unpavo de lámina formidable y de terrible cornamenta, llegó a los corrales destinado a lidia ordinaria, pero tanto espantó que decidieron dejarlo para rejones. Tan aparatoso como reservón, fue éste un trago menos para los tres espadas y sus cuadrillas, que tuvieron el gran mérito de medirse con la corrida más apabullante de toda la feria.

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