Los guardas del subsuelo se consideran marginados económicamente
Los guardas municipales de galerías de servicio, que se ocupan de «la permanente vigilancia y control, en lo concerniente a seguridad física, tanto de los transeúntes como de los edificios y vías urbanas», se lamentan de su situación laboral carente de incentivos, según han manifestado a EL PAIS algunos de estos funcionarios municipales.
Estos guardas subterráneos trabajan nueve horas diarias ininterrumpidas -234 al mes-, debajo de tierra, en profundidades de entre cuatro y diecisiete metros. Las jornadas laborales incluyen festivos y domingos, y cada guarda dispone de un día libre a la semana, que es establecido «a discreción de los jefes».Nos dicen que, al menos, su deseo es que llegue a conocimiento público «la existencia de un grupo de hombres ignorados que velan por la seguridad de los demás, a pesar de la marginación a que se encuentran sometidos económicamente». Según manifiestan, no reciben ningún plus por responsabilidad especial o por peligrosidad, ni por nocturnidad, ni por trabajo en días festivos. En cuanto a la peligrosidad, precisan el hecho de que tengan que hacer su servicio en galerías por donde pasan cables de «hasta 50.000 voltios» y tuberías de agua de «hasta un metro de diámetro», así como su exposición a escapes de gases que pueden producir explosiones o intoxicaciones, «a consecuencia de las cuales ya han perecido dos compañeros en la galería de la plaza del Callao, y algún otro ha resultado herido».
La situación de estos funcionarios municipales les, posiblemente, una de las menos conocidas y, por lo que ellos mismos cuentan, una de las más deprimidas.
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