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Cien familiares de presos políticos vascos, encadenados en Madrid

Un centenar de familiares de presos políticos vascos se encadenaron el pasado domingo en la fachada de una iglesia de Madrid, en petición de amnistía y en protesta por los sucesos del País Vasco. Cuando llevaban unos quince minutos encadenados, la fuerza pública cargó contra ellos y los dispersó. Se produjeron varías detenciones y alguna persona resultó contusionada. Después, en una rueda de prensa, los encadenados expresaron los motivos de su venida a Madrid, «a la desesperada». Sebastián Garcia estuvo con ellos.

Poco antes de las doce de la mañana, unos cien familiares de presos políticos vascos entraron en la iglesia de San José, situada en la confluencia de la calle de Alcalá con la avenida de José Antonio, y de allí salieron poco después amarrados a una larga cadena, que sujetaron a su vez a las ventanas del templo.Entre los encadenados estaban prácticamente todos los familiares de la treintena de presos políticos vascos que permanecen en la cárcel.

Junto al nutrido grupo se concentraron varios cientos de jóvenes vascos, para proteger a los encadenados de posibles agresiones. La rueda de encadenados, que ocupaba completamente la acera, pero en ningún momento llegó a invadir la calzada, desplegó una gran pancarta con el texto -en euskera y castellano- «Amnistía total y ahora», así como algunas ikurriñas.

También se produjo un pequeño incidente cuando varios automóviles que hacían propaganda del Partido Socialista Popular pasaron junto a la concentración. Sus ocupantes fueron invitados a dejar de hacer propaganda y unirse a la cadena, y algún automóvil fue pateado. Estos hechos fueron despues denunciados por los familiares de los presos como intentos de aprovechar la manifestación por parte de los grupos políticos.

Disolución de la concentración

Quince minutos después de iniciado el encadenamiento hizo acto de presencia en el lugar un jeep de la Policía Armada antidisturbios cuyos efectivos se mantuvieron en principio a la expectativa. Después llegaron otros dos coches y se produjo una carga, que dispersó a los concentrados. Los encadenados recibieron diversos golpes en la cabeza, la espalda y las piernas, mientras trataban de protegerse contra la pared del templo. Entre los golpeados están Dionisio Larena, Itziar Aizpurúa (ex reclusa política), María Azcue, y la madre, de Javier Izco de la Iglesia, Rosario de la Iglesia. A consecuencia de los golpes resultó herida Garbiñe Ozaguirre, cuñada de Emilio Goitia, preso en Burgos. Fue golpeada estando encadenada y hubo de recibir cuatro puntos de sutura en la cabeza.La fuerza pública desató a los encadenados y los expulsó del lugar. Fueron detenidas unas siete u ocho personas, entre ellas los padres de Juan María Aldalur Arocena, preso en Zamora -es el único recluso político de esta prisión y se encuentra aislado- Todos los detenidos fueron puestos en libertad a las dos de la madrugada de ayer.

«Venimos a Madrid a la desesperada»

Posteriormente se celebró una rueda de prensa con los participantes en el encadenamiento. «No tenemos más remedio -dijeron estos- que venir a Madrid a la desesperada. Ya van once muertos por pedir amnistía. Nos hablan de democracia mientras en Euskadi están matando, a un mes de las elecciones, por pedir amnistía. Todo el pueblo de Euskadi está desesperado. »A lo largo de la rueda de prensa, los familiares de los presos vascos dedicaron fuertes ataques al Poder y a los partidos de la Oposición. «Sólo hemos recibido promesas: el Gobierno las hizo al Partido Nacionalista Vasco y a Felipe González, que luego nos convocó para decirnos que antes del Aberri Eguna estarían todos los presos en la calle. No nos fiamos de nadie -añadieron-. Todos los partidos democráticos pusieron como condición primera para ir a las elecciones la amnistía total y, sin embargo, han entrado en ellas. Nos sentimos traicionados. Además -dijeron-, los grupos políticos de Madrid también tienen presos y, sin embargo, están callados. Hay un boicot en Madrid a los vascos. »

Los protagonistas del encadenamiento insistieron en el temor del pueblo vasco «no nos atrevemos salir a la calle», «pensamos que con mandarnos allí esas bandas de terroristas no se va a arreglar nada»-, y alguno llegó a calificar la situación como «el segundo bombardeo de Guernica».

Volvieron después los ataques a, los partidos políticos. «Felipe González -dijo la madre del etarra Equerra- me prometió no negociar con el Gobierno mientras hubiera presos. Arzallus nos dijo que PNV irá de todas maneras a las elecciones, y Ajuriaguerra, que con, las ideas que yo tenía mi hijo no iría nunca de la cárcel. »

Mientras negaban el patriotismo sco de estos últimos, los reunidos saltaron que «tenemos en Euskadi personas ejemplares que, sin ser de origen vasco, son más paotas que muchos con ascendencia vasca desde generaciones».

Los manifestantes vascos mostraron a la prensa unas veinte cajas que contienen más de 200.000 tarjetas, redactadas en euskadi y castellano, dirigidas al Rey en demanda de amnistía total, e indican que están encontrando fuertes dificultades para hacerlas llegar a la residencia real. También informaron de que en una iglesia del barrio madrileño de Moratalaz mantienen un encierro varios estudiantes vascos, y resaltaron la falta apoyo de los partidos políticos hacia los encerrados.

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