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El sistema suizo de control bancario, en entredicho

La prensa helvética, que casi en su totalidad sigue publicitando al detalle el escándalo financiero de la sucursal de la región de Chiasso del Crédit Suisse (tercer banco de importancia de Suiza), en sus informaciones de las últimas veinticuatro horas, pone prácticamente en cuestión todo el sistema de control a que son sometidas las instituciones bancarias helvéticas.

Hasta este momento —un mes después de que estallara el asunto de Chiasso—, aún no se conoce la cifra exacta de las pérdidas que ha experimentado el Crédit Suisse, lo que ilustra las dificultades que existen para el control interno de los establecimientos bancarios por parte de las autoridades pertinentes.

Los máximos directores de la Comisión Federal de Bancos (órgano de control del sistema bancario suizo) expresaron, en el curso de una conferencia de prensa que «no les afectaba humanamente las recientes renuncias de los tres máximos directores de la central del Crédit Suisse, con sede en Zurich». Con esta declaración, no culpan directamente a esos altos funcionarios del delito, pero hicieron ver la negligencia con que actuaron frente a los responsables de la sucursal Chiasso, a los que ordenaron suspender-dudosas garantías otorgadas a otras entidades financieras, sin que posteriormente hayan supervisado el cumplimiento de la medida ordenada.

¿Cómo admitir, se pregunta el redactor de temas económicos de un diario helvético, que operaciones en torno a cifras astronómicas realizadas a lo largo de varios años, en la sucursal Chiasso, no hayan sido controladas por la central del Crédit Suisse en Zurich? Abundan las acusaciones provenientes, en medio de esta confusión, de los más diversos sectores de la vida pública suiza, y por- primera vez se dan a conocer, con nombres de entidades bancarias, irregularidades ocurridas en otros bancos helvéticos durante el transcurso del año 1976. Figuran en esa lista de bancos privados, de menor importancia, el Weiss-Crédit, de Lugano; el Banque Exel, SA, de Ginebra, y el Bankag, de Zurich, a lo que se suma el escándalo del Leclerc et Cie. de hace pocos días, En estas casas de banca de pequeña magnitud, típicas de Suiza y especialmente establecidas en Ginebra, suelen refugiarse fortunas expatriadas ilegalmente, especialmente de Francia, España e Italia. La crisis de estas entidades supondrá apuros para algunos de los evasores, que no tendrán fácil la reclamación de sus patrimonios si no quieren enfrentarse con las autoridades monetarias de sus países de origen. Las salpicaduras de los escándalos suizos se espera que alcancen en próximas fechas a otros países, especialmente a estas fortunas evadidas. Para él sistema económico suizo la quiebra de una parte de la buena imagen de su banca, puede ser de gran importancia ya que sus instituciones financieras junto al turismo constituyen parte de los activos más importantes.

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