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Fracaso inicial de la huelga de los protestantes del Ulster

Parece que la orden de huelga y las amenazas del pastor Ian Paisley no están produciendo los efectos deseados por los «balcones» protestantes del Ulster. Ayer se inició la jornada de paro entre el miedo, la tensión y la indignación de unos y otros protagonistas del drama. Pero, pocas horas más tarde, el resultado visible era una derrota para los promotores de la huelga, aunque todavía pueden ocurrir muchas cosas.

Los trabajadores, en una proporción del 80 %, han acudido a sus puestos, a pesar de que Paisley y su cofrade Ernest Baird predicaron el pavor asegurando que los soldados británicos y los terroristas del IRA iban a, provocar «un baño de sangre».La impresión de los periodistas destacados en Belfast es, según sus despachos, optimista: funcionan los transportes públicos, se ven automóviles por las calles, y la única evidencia preocupante es la abundancia de patrullas de la policía que recorren las calles con la intención de ayudar a los trabajadores que puedan ser molestados por los piquetes de Paisley. Hay, al parecer, grupos de huelguistas en las esquinas, pero hasta ahora no han interferido seriamente en la vida ciudadana.

Victoria al 50%

La victoria de los huelguistas, por ahora, parece haberse limitado a un 50 % de la importante plantilla de los astilleros «Harland and Wolff», muchos de los cuales son miembros de la fuerza paramilitar protestante Ulster Defence Association. (Asociación de Defensa del Ulster).Algunos actos aislados de violencia se han producido, hasta e momento de transmitir, en Syden han -al estallar una bomba en el ferrocarril Belfast-Bangor- y en e propio Belfast, donde se registraron incendios durante la noche. Para una ciudad en la que el ritmo de muertos y heridos, respectivamente, suele ser de dos y veinte a la semana, la de hoy ha sido, en contra de los deseos de Paisley, una relativa jornada de paz. Se teme empero, que a partir de ahora empiecen las operaciones de chantaje intimidación de los piquetes protestantes contra los trabajadores. Ante esa posibilidad, las tropa, aguardan, sin hacerse visibles, pero sin duda dispuestas a intervenir.

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