El piano de Debussy
La historia de la música ha dado ya a Debussy (1862-1959) el lugar privilegiado que se reserva a los genios. Este hombre incnformista y revolucionario, aislado en sus búsquedas y en sus hallazgos, crítico mordaz y sorprendente, es una de las figuras más sugestivas y misteriosas de la música universal.El conjunto de la obra para piano de Debussy constituye su más importante legado artístico, aunque en otros géneros su genio innovador se halla desarrollado igualmente.
«El poeta de mis sueños será aquel que, diciendo las cosas a medias, me permitirá injertar mi sueño sobre el suyo.» Palabras de Debussy que reflejan bien los anhelos del arte de su tiempo, conseguidos por poetas, pintores, escultores, dramaturgos, decoradores; pero no absolutamente por los que mejor podían alcanzarlos: los músicos.
C
Debussy: Integral de la música para piano. Werner Haas, piano. Colabora el pianista Noël Lee. Philips 67 47 426/06.
Con el compositor de Saint Germain-en-Laye comienza un nuevo modo de concebir la función de la música y una forma distinta de escucharla.
El sentimiento romántico se había ido cargando de dramatismo cuando Debussy comienza a escribir música. El, acudiendo a las fuentes de la tradición francesa, volviendo los ojos al primer romanticismo, el más puro, inicia el camino hacia el mundo ideal de poesía y ensueño, teniendo como único consejero -son sus palabras- «el viento que pasa y nos cuenta la historia del mundo».
Claude Debussy es el médico de las sensaciones que, a veces, se fijan en el alma mucho tiempo después de haberse producido el efecto que las causaron. Ortega y Gasset dijo que gracias a él fue posible oír la música tranquilamente, sin lágrimas ni desmayos.
Seis etapas
Se han distinguido en la producción pianística de Debussy hasta seis etapas diferentes. Estarían en la primera las piezas de juventud anteriores a 1890, aIgunas de las cuales, como los dos Arabescos, de 18 88, crean ya una atmósfera, muy personal. La segunda, entré 1890 y 1901, nos ofrece obras de transición, como la Suite bergamasque, buena prueba de maestría a la francesa. Se incluirían en la tercera las obras de la primera madurez (1903-1907), bellas imágenes y estampas de la mejor técnica impresionista. En la cuarta, más íntima, encontramos páginas tan exquisitas como las de Childrens Corner o el vagoroso vals La plus que lente. Una quinta etapa estaría representada por los maravillosos Preludios, obra cumbre del piano debussysta, prodigio de atmósfera y sensibilidad. Finalmente, los doce Estudios, ejemplo supremo de su ideal sonoro. Preludios y Estudios constituyeron la mejor levadura operante de las corrientes más avanzadas de la música actual.
En un artista que ha evolucionado lentamente, sacrificando poco a poco la invención melódica a las bellezas del sonido, nada mejor que oír su obra para piano completa para comprenderle en su totalidad. La versión del malogrado pianista alemán Werner Haas, ahora a disposición del aficionado español, obtuvo, por elegancia y musicalidad, el Gran Premio de la Academia del Disco Francés. Gieseking había transmitido al joven Haas toda la delicadeza y la imaginación necesarias para lograr una interpretación modélica de Debussy.
Werner Haas toca prácticamente todo el Debussy pianístico, incluida su breve aportación para dos pianos y para piano a cuatro manos, en las que cuenta con la colaboración de un conocido debussyniano, el pianista Noël Lee. Por cierto, este pianista y Jórg Demus son los únicos que han grabado las Images inédites, de 1894, que no figuran en esta integral. En resumen, aquí está, en nuestras manos, pidiéndonos un poco de reposo, la obra de toda una vida. La de un hombre genialmente dotado para la Música, así, con mayúscula.
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