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Etiopía: Amnesty International denuncia violaciones de los derechos humanos

Un informe de Amnesty International señala que desde el último golpe de Estado en Etiopía, el pasado 3 de febrero, numerosos ciudadanos, calificados de «elementos antirrevolucionarios», han sido ejecutados, incluidos miembros del Derg (Gobierno militar).

Según este informe, 44 prisioneros políticos, cuyas edades fluctuaban entre diecisiete y veinticinco años, fueron asesinados cerca de Addis Abeba y enterrados secretamente.Amnesty International considera que estos y otros hechos que da a conocer en detalle «prueban claramente un conjunto continuo de violaciones flagrantes de derechos, humanos en Etiopía, bajo la dirección del Derg».

Informe rotundo

El informe establece que las libertades fundamentales de los etíopes se han visto radicalmente reducidas, no existiendo libertad de opinión política ni de asociación. El Derg, señala el informe, interviniendo en los asuntos religiosos, relevó de sus funciones y encarceló al patriarca de la Iglesia ortodoxa etíope; la «Voz del Evangelio», la radio de la Federación Luterana Mundial fue nacionalizada, según las actuales autoridades, para «presentar una imagen correcta de la revolución», son vistos frecuentemente cadáveres en las calles; a decenas de profesores, estudiantes y parientes de detenidos políticos se les niega el derecho de abandonar el país.En suma -dice el informe de Anmesity International-, todas las opiniones opuestas al Derg son juzgadas ilegales y las tropas se sienten con derecho a disparar.

Mientras tanto, otros 154 súbditos norteamericanos llegaron ayer a Atenas, procedentes de Etiopía, de donde habían sido expulsados por las autoridades militares etíopes. Contando este grupo, el número de ciudadanos que han sido evacuados de dicho Estado se eleva ya a 263, a los que habría que añadir los que han abandonado el país por sus propios medios.

Movilización general

Por otro lado, los militares etíopes continúan acelerando la «movilización nacional» de la población. Oficialmente, esta movilización está dirigida contra el peligro de «agresiones exteriores». Sudán, por ejemplo, ha sido acusado recientemente por Addis Abeba, ante la Organización de la Unidad Africana, por haber realizado infiltraciones armadas en territorio etíope para apoyar las guerrillas secesionistas. Sin embargo, se considera que podría suponer el comienzo de una «nueva marcha roja» contra la rebelión de la provincia de Eritrea.Desde hace tres meses, el régimen militar ha multiplicado los comités revolucionarios en las provincias, formados por campesinos y trabajadores, que actúan con relativa autonomía. Les han sido distribuidas enormes cantidades de armas.

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