La canción popular, pieza de cultura
Entrevista con el compositor portugués Luis Cilia
El 25 de abril de 1974 supuso para Portugal la entrada repentina en una situación que para unos había de consolidar una democracia de estilo europeo y para otros constituía un fenómeno claramente prerrevolucionario. El que Grándola Vila Morena fuera la clave para el comienzo de ese proceso, mitificó de forma algo idealista el papel jugado por la canción popular portuguesa.
Uno de los nombres capitales en el desarrollo de dicha canción ha sido Luis Cilia, que, a diferencia de una gran cantidad de compañeros, nunca entró en una lucha partidista, a pesar de haber compuesto el himno del Partido Comunista Portugués: Avante Camarada.El mismo nos explica su postura:
-Para considerar el papel de la canción popular, habríamos de tener en cuenta que la canción sólo puede llegar a sensibilizar política, cívica y culturalmente. Dada la rapidez del cambio producido en Portugal, los cantantes cometimos muchísimos errores, que van desde un extremado sectarismo hasta el olvido de la componente estética de la canción. Un afán muy voluntarista de estar en todos los lugares (fruto de haber sobrestimado la función de nuestro trabajo) acarreaba trabajar en unas condiciones técnicas deplorables, a sujetarse demasiado a programas políticos concretos y a pasar, en suma, de ser cantantes populares a ser cantantes de partido.
-¿Ha variado en algo la situación?
-Yo creo que todo esto que decía ha supuesto a la larga un duro golpe para la canción popular. En este momento se produce un resurgimiento de personas como Amalia Rodrigues, que, a pesar de carecer de toda inquietud social, tienen un nivel de calidad técnica que la canción popular pareció dejar de lado. Este hecho ha provocado una actitud autocrítica que encuentro muy sana.
-¿Existe algún tipo de dirigismo por parte de los partidos políticos, con respecto a la canción?
-Yo no sé en otros grupos. Donde yo milito no existe ningún tipo de dirigismo por parte de la dirección. Lo que sí ocurre es que en todas partes hay gente que con una guitarra, un micrófono o una máquina de escribir impulsan muy fuertemente una visión panfletaria y sectaria de la canción popular. Para mí esto supone una cierta masturbación artística. Diría que es más un problema propio de la falta de clarificación de cantantes y críticos, que de dirigismo por parte del partido de que se trate.
-A este respecto existen unas experiencias muy interesantes con Luigi Nonno, ¿cómo se desarrollaron?
-Yo conocía a Luigi Nonno (compositor contemporáneo y miembro del Comité Central del PC italiano) y le invité para que presentara su trabajo en el seno de las campañas de dinamización cultural. Nonno trajo sus cintas y las presentó en primer lugar en la zona minera y fabril. Se trataba de La Fabrica Iluminatta que es una composición electrónica basada en ruidos industriales. Los obreros comprendieron perfectamente, ligando la composición con sus experiencias concretas, y dando lugar a una polémica muy interesante. A los pocos días fuimos a la Universidad de Lisboa, y todo el mundo, tanto para defender como para atacar su trabajo, partía de la base incontestable de que aquello no podía ser entendido por los obreros. Esto a mí me parece muy significativo, y explica muchos de los problemas de la canción.
Babelia
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