El Centro de Paralíticos Cerebrales, un hito en la atención sanitaria de los subnormales
El próximo martes, día 26, es el Día del Subnormal. De unos años a esta parte, la sociedad parece especialmente preocupada por el mundo de la infancia, aunque al cabo de los pomposos días específicos, las semanas específicas, las declaraciones de derechos rimbombantes, etcétera; apenas queda nada.Con motivo de esta Semana del Subnormal y de este próximo Día del Subnormal, EL PAIS publicó recientemente (ver número del 15 de abril) un informe sobre la situación actual, en el que se aportaba una cifra aproximada de los deficientes mentales en España: 350.000.
Dentro de este ambiente está a punto de inauguración, en Madrid, un centro de tratamiento, educación y rehabilitación de paralíticos cerebrales y subnormales, en general, que lleva en funcionamiento desde el pasado mes de octubre. Es el primer centro de este tipo que se construye en España, especialmente para paralíticos cerebrales, y, dentro del panorama general, constituye un hito importante. Ha sido declarado de interés social.
Este centro, Colegio de los Santos Niños Justo y Pastor, ha sido promocionado por la Asociación de Padres de Niños Afectados de Parálisis Cerebral,y Subnormales en General (Pacys). La obra ha costado 150 millones de pesetas, sufragados por subvenciones estatales, de 11 sociedad en general y por aportaciones de los padres integrantes de la citada asociación y que. hoy se cifran en cerca de setecientos.
El complejo educativo se levanta sobre un solar que fue cedido, a precio muy barato, por el Ministerio de la Vivienda, en la calle de Rafaela Ybarra, perpendicular a la de Marcelo Usera, al sur de la ciudad.
«El Consejo de Administración y la Dirección del Centro están en manos de padres afectados por el problema», nos dice el director y presidente del Consejo de Administración, Fernando Rodríguez de Rivera, que, a su vez, es vicepresidente de Pacys.» Cuatro años, -añade- se ha tardado en verlo convertido en realidad, desde que se gestó la idea de construirlo hasta estos momentos en que par a su sostenimiento, el centro cuenta con 1.500 socios protectores.»
Capacidad para trescientos
El centro tiene capacidad para trescientos niños. Ahora lo ocupan 150; de ellos, 110 en régimen de mediopensionistas, y cuarenta en régimen de ambulatorio., Para el próximo mes de mayo se admitirán alumnos internos, para los que hay capacidad de hasta cuarenta plazas. «Nosotros -dice Rodríguez de Rivera-, no somos partidarios del internado. Desde luego es imprescindible para niños a los que lo dedicaremos: aquéllos en cuyas localidades no existen centros adecuados; pero creemos que es más positivo que el niño pase algunas horas del día en contacto directo con sus familias y el entorno exterior.»
El centro está dedicado a niños de Madrid y provincia. Se los recoge, casa por casa, por medio del transporte escolar. «Las dificultades motoras de estos niños exige ir hasta el propio piso de cada uno.»
En cuanto al cometido estrictamente pedagógico, el centro se ocupa primordialmente de niños paralíticos cerebrales, mongólicos y oligofrénicos en sus cuatro grados, profundos, severos, medios y ligeros. Un 80 %, paralíticos cerebrales, y un 20 % mongólicos y oligofrénicos. Está dedicado a ambos sexos y cubre las edades de dos a dieciocho años.
Ser o hacerse de la asociación-
«Los niños que vienen aquí pertenecen a familias miembros de Pacys, o bien, si no lo son, al ingresar en el colegio, sus padres se inscriben en ella. Es decir, se admite a cualquier niño. La única selección viene impuesta por la edad y por las circunstancias caracteriológicas de los niños, determinadas por el equipo médico», aclara el director.
El presupuesto anual del colegio es de cincuenta millones de pesetas. Cada plaza de internado supone un coste de 360.000 pesetas anuales; de mediopensionista, 200.000 pesetas, y de ambulatorio 120.000, incluido el transporte escolar.
¿Quién puede pagar esto? «Excepto cinco o seis padres que pueden pagarlo, y lo pagan, el resto de nuestros chicos está aquí merced a becas y ayudas concedidas Por las empresas donde trabajan sus padres, por la Diputación Provincial la Dirección General de Asistencia Social, Organización Nacional de Ciegos y las Mutualidades Laborales», precisa Rodríguez de Rivera.
"En el edificio se han cuidado muchísimo los detalles -nos va explicando el director-, por ejemplo, aquí, en el salón de actos, todo el lateral son puertas de acceso directo a la calle que permitirían una salida de emergencia, de cien niños que lo ocupasen, en tres minutos.
La sala de hidroterapia, bañeras especiales, mantiene el suelo completamente permeable, absorbiendo de inmediato el agua que salte al suelo.
El edificio, de dos alturas y sótano, tiene tres sistemas de recorrido, ascensores, escaleras y rampas con barandillas.
Hay también dos piscinas, una de invierno y otra de verano. En ésta se permite que los padres los niños se bañen. «Entre otras cosas sirve de terapéutica menor para los padres, que así se acostumbran a estar con diversos niños deficientes, pues todavía en nuestra sociedad hay piscinas donde molesta que se bañe un niño subnormal.»
Dentro de esta configuración didáctica del edificio destacan las salas de rehabilitación y el mobiliario, con mesas y sillas diferentes, según las características de niños que han de usarlas.
En la visita girada al centro pudimos observar cómo, en general, los momentos de la comida transcurren en un ambiente tranquilidad. «Es algo ya constante -nos dicen- este modo sereno, sin ruido, de comer de todos estos niños. Salvo muy contados casos no se produce el menor incidente de rechazo de los niños a las comidas. Por supuesto, hay muchos de ellos que tardan en comer, pero ya como la mayoría comen incluso ellos solos y bastante bien. Estamos seguros que si los llevamos de excursión y comieran en un restaurante público no causarían molestias, Bueno, siempre habría a quien les molestara verlos.»
A muchos de ellos les dan de comer jóvenes cuidadoras, con una paciencia tremenda.
Aparte de estas jóvenes cuidadoras y del personal administrativo, el equipo del centro se compone de noventa personas entre médicos, asistentes técnicos sanitarios, fisioterapeutas, terapeutas, logopedas y profesores de pedagogía terapéutica. Un 50 % de niños son capaces de recibir educación general básica, proporcionada por treinta profesores especializados y cuya nómina corre a cuenta del Estado.
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