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Allende asegura que la Telefónica no será nacionalizada

La inconveniente estructura de las tarifas actuales, la necesidad de seguir invirtiendo para mantener y mejorar el servicio, el desmentido de la nacionalización y la «contestación» de varios accionistas fueron las notas principales de la junta general de la Compañía Telefónica Nacional de España, celebrada ayer al mediodía en Madrid, bajo la presidencia de Tomás Allende, a quien acompañaban el delegado del Gobierno en la Compañía, León Herrera, y otros consejeros (Antonio Barrera de Irimo, ex presidente de la Compañía; Antonio Carro Martínez, ex ministro de la Presidencia y Luis Rodríguez de Miguel, ex ministro de la Vivienda, entre otros).

En su intervención, el presidente insistió en la inconveniente estructura de las tarifas actuales, ya que sólo un 25 % de los productos corresponde a la cuota de abono (el resto al servicio propiamente dicho), para pasar luego a estudiar en dónde está y a dónde va la Telefónica, monopolio de las telecomunicaciones en general y «renglón fundamental del quehacer nacional».Rebatió los prejuicios de la calidad del servicio (que luego sería puesto en entredicho por varios veteranos accionistas), del anterior fuerte ritmo de inversión y desarrollo, de la defraudación de los accionistas por la baja cotización de sus títulos, así como los sistemáticos bulos y alarmas en relación con la nacionalización, reconociendo otros aspectos corno la baja auto financiación y la improcedencia de continuas e importantes ampliaciones de capital.

Respecto a la inversión en filiales, otro de los puntos debatidos de la Telefónica, explicó que tienen corno misión fundamental diversificar sus fuentes de suministro y que representan una cantidad tan insignificante de su inversión anual, «que parece ridículo considerar el tema como apto para plantear cualquier problema, pues supone solamente el 0,73 % de la inversión anual».

Inviabilidad de la nacionalización

Calificó como bulo-periódico, carente totalmente de fundamento y viabilidad, el tema de la nacionalización por dos razones principales. En primer lugar, el Gobierno se ha manifestado tajantemente contra ello. En segundo lugar el el contrato con el Estado es prácticamente ilimitado y lo único que estipula es que, a partir de 1976, puede acceder a la compra de todas las acciones; pero solamente si hace la compra de todas; y para ello, tendría que pagarlas al precio medio de cotización de los últimos cinco años, más un 10 %, lo que supondría pagarlas a más del 300 %; es decir, prácticamente el triple de su cotización actual en bolsa (ayer, 116,25).

Características

Repasó luego las características de Telefónica, en cuanto a prestación de un servicio público en régimen de monopolio, y la obligación de atenderlo de forma extensiva, con unas tarifas sometidas a la aprobación de la Administración.

Por otra parte -subrayó-, la Compañía es una empresa privada, con fuerte participación del Estado, un 37 %, pero con 600.000 pequeños accionistas.

Más adelante hizo un análisis de la situación y convino en que sí es cierto que el ritmo de desarrollo ha sido en algunos casos muy rápido (11,4 % anual en el crecimiento de teléfonos), ello ha permitido llegar a veinticuatro teléfonos por cada cien habitantes, partiendo de una cota muy baja, sólo nueve en 1966. Por otra parte, el desarrollo, en algunos casos criticado, no ha sido de la misma magnitud en todos los aspectos, pues mientras ha sido muy rápido en el aumento de tráfico, 19 % anual, estaban retrasados todavía en la automatización rural.

Inversión de 77.000 millones

Tenemos -dijo el presidente- unos coeficientes de liquidez, solvencia, etcétera, que no son solamente razonables, sino que van mejorando de año en año (CCOO -ver anexo- discrepa en el relativo al endeudamiento externo y al margen comercial), con una estructura financiera con un 51,1 % en capital propio y un 48,9 % en ajeno.

Luego pasó a fijar los objetivos de la Telefónica a medio y a largo plazo, y los medios prioritarios para lograrlos: eficacia en la gestión, armonía laboral, aumento de la autofinanciación y elevación futura del dividendo.

Concretando más, dijo que Telefónica invertirá este año 77.000 millones de pesetas en mantenimiento y mejora primero, y en expansión después. Este aumento de la inversión de un 12 % representa una baja importante sobre el ritmo del anterior quinquenio 1970-75, que fue del 22%.

En relación a la política de dividendos anunció un aumento de los mismos, desde este año ya, con lo que el dividendo a repartir con cargo al ejercicio 75 pasaría del 9,5 % tradicional al 10,45 %.

Ruegos y preguntas

Con anterioridad al presidente había intervenido el consejero-delegado, Luis Rodríguez Castellá, quien dio cuenta de los datos más destacables del pasado ejercicio.

Abierto el turno de ruegos y preguntas, intervinieron una quincena de accionistas, quienes se quejaron del dividendo, del deterioro de la cotización en bolsa, del servicio, de la automatización en zonas rurales, etcétera, siendo quizás la intervención más sólida la del accionista trabajador despedido, Lázaro Cañete, en nombre de 30.000 empleados que, sobre 53.400 que tiene la Compañía, son accionistas. Sus peticiones coincidieron con el informe sobre la Telefónica qué completa esta información, elaborado por el Sindicato de Comisiones Obreras.

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