El Gobierno alemán no recurrirá a leyes especiales contra el terrorismo
El Gobierno federal alemán no está dispuesto a elaborar leyes especiales para combatir los brotes de terrorismo, como quiere la oposición democristiana. El canciller Schmidt, que ha presentado ante la Cámara Legislativa de la nación una declaración sobre este tema, ha mantenido ante el Bundestag una postura defensiva. Por su parte, el jefe de los cristianodemócratas, Kohl, ha preferido pulsar el instinto de conservación, tan característico de los alemanes, para forzar la aplicación de una normativa especial contra los hechos que han motivado el debate.Según el canciller, el Gobierno se propone reprimir los delitos de intencionalidad política «sin detenerse en clarificar cuáles sean las motivaciones que los provocan», pero, al tiempo, está plenamente decidido a conservar el derecho democrático a la libertad de expresión en todas sus formas.
La Democracia Cristiana pidió tras la muerte del fiscal general Buback que se revisase el derecho de manifestación, por considerar que esta práctica democrática es origen de actos terroristas. El canciller ha presentado últimas estadísticas con las que ha tratado de justificar la eficacia del Gobierno en la represión de la violencia.
El canciller ha concluido pidiendo que todos los ciudadanos cooperen para «minar ideológicamente» el terreno en que se mueven los autores de tales hechos. Por su parte, el jefe de la oposición, Helmut Kohl, resumió el criterio de su partido en seis puntos: encausamiento de manifestantes, elevación de la pena mínima para delitos de sangre de quince a veinte años, recrudecimiento en la actuación contra quienes constituyan asociaciones «criminales», reducción de la posibilidad de redención de penas en contra de los delincuentes por motivaciones políticas, control de las conversaciones entre detenidos y abogados, posibilidad de actuación contra aquellos defensores que traten de «sabotear» un proceso.
Helmut Kohl acusó al Gobierno de ser excesivamente contemplativo con «los intelectuales que se mueven en torno al campo del terrorismo»
La Democracia Cristiana, cada vez más influenciada por el líder cristiano-social bávaro, Franz Joseph Strauss, se empeña en buscar una ruptura en el Gobierno, incluso partiendo de una realidad como la del terrorismo, ante el que no se ha logrado más que en teoría una confluencia de socialdemócratas y democristianos
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