La URSS fomentará el éxito de la "cumbre" de Belgrado
Mientras los países occidentales, entre ellos de un modo especial la República Federal Alemana, no llegan a un acuerdo sobre el criterio que debe definir la próxima Conferencia para la Seguridad y Cooperación en Europa, a celebrarse en Belgrado en junio, los países socialistas perfilan sus objetivos con vistas a esta «cumbre», continuación de la de Helsinki en 1975. Nicolae Ceaucescu, presidente de Rumania, estima que el principal objetivo de la asamblea europea de Belgrado ha de ser el desarme. Moscú recalca, al igual que Varsovia, Praga y Berlín, -especialmente, que los temas -las «cestas»- de Helsinki son inseparables. Tiempo Nuevo (Novoi Vremia), publicación inspirada por el Ministerio soviético de Asuntos Exteriores, dice en el número puesto hoy a la venta que «la URSS está dispuesta a hacer todo lo posible para que la «cumbre» de Belgrado sea un éxito». Al tiempo denuncia a determinados sectores occidentales empeñados en desligar las dos primeras «cestas» -seguridad en Europa y cooperación económica- respecto de la tercera -contactos humanitarios- «So pretexto de una defensa de los derechos humanos, algunos países se inmiscuyen en cuestiones puramente internas de los otros», comenta la revista soviética. Al recalcar la vinculación que existen entre los tres grupos de problemas, Moscú parece insistir en que está dispuesta a conceder una mayor libertad de crítica dentro del país, si las grandes potencias occidentales, en especial Estados Unidos, ceden en el sector armamentista. En este sentido, Estrella Roja (Krasnaia Svesda), diario de las fuerzas armadas, dice que Moscú está en situación de competir con Norteamérica en materia de misiles del tipo Cruise, al recoger informaciones procedentes de altos funcionarios norteamericanos, quienes aseguran que la Unión Soviética está en condiciones de producir estos misiles tácticos-estratégicos, que tanta importancia tienen en las discusiones desarmamentistas SALT.También en relación con el tema de la conferencia de Belgrado, se manifestó ayer el primer ministro británico James Callaghan, quien rechazó las suposiciones soviéticas en el sentido de que la distensión y el tema de los derechos humanos son asuntos diferentes. Comentan do este punto de vista, Callaghan advirtió que en tal caso la U RSS no debió haber firmado los acuerdos de Heisinki en 1975.
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