Juan Fernández Vuelta,
alcalde de Ponferrada, tuvo que permanecer cuatro horas encerrado en el Ayuntamiento, junto con varios concejales y posteriormente trasladarse en coches blindados de la Guardia Civil, para evitar ser atacados por un millar de vecinos que se manifestabá contra la aprobación del plan de ordenación urbana. Dicho plan fue aprobado por la Corporación municipal por ocho votos a favor y seis en contra. La policía, con botes de humo, no consiguió dispersar a los manifestantes.
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