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La CEE intenta reactivar el "diálogo Norte-Sur"

Los ministros de Relaciones Exteriores de la CEE tratarán, el martes 5 de abril, en Luxemburgo de activar el «diálogo Norte-Sur», destinado a mejorar las relaciones entre países productores y países consumidores de materias primas.

La importancia de esta Conferencia de Relaciones Económicas Internacionales, denominada también «diálogo Norte-Sur», es fundamental para el futuro de la reactivación económica mundial. No en vano este «diálogo» representará el principal punto de la cumbre de países occidentales industrializados, que, el 7 y 8 de mayo reunirá en Londres a Estados Unidos, Canadá, Japón, Francia, Gran Bretaña, Italia y Alemania Federal. La CEE estará también representada por los presidentes del Consejo y la Comisión, en los capítulos de la cumbre, como el «diálogo Norte-Sur», que sean de competencia comunitaria.

Materias primas y precios

Dos de los problemas capitales del «diálogo Norte-Sur» radican en la estabilización de los precios de las materias primas, que los países industrializados compran a los países en vías de desarrollo, y el saldo de la deuda de los países más pobres del mundo.

En materia de estabilización de importaciones, la CEE cuenta con un sistema original que podría servir de base para un modelo general. Los nueve de la CEE garantizan una estabilización de precios a la importación para una serie de productos básicos, originarios de países con rentas per cápita inferiores a los 360 dólares anuales. El sistema, denominado stabex, es aplicado por la CEE a 52 países de África, Caribe y Pacífico, asociados al Mercado Común por la convención de Lomé.

El fondo de estabilización creado por la CEE cuenta con compensaciones financieras, en caso de caída de precios a la exportación de cacahuete, cacao, café, algodón, aceite de palma, cueros y pieles, plátanos, madera, mineral de hierro y té, procedente dé países en vías de desarrollo, cuyo comercio exterior depende, muchas veces, de la venta de algunos productos básicos.

Según Claude Cheysson, miembro de la Comisión Europea responsable de las relaciones con países en vías de desarrollo, la fórmula de un stabex a escala mundial exigiría la creación de un fondo que debería contar, como mínimo, con unos 10.000 millones de dólares (unos 700.000 millones de pesetas).

Además de los países industrializados, también deberían contribuir al fondo los países productores de petróleo y los países del Este, según Cheysson.

Si en el capítulo de estabilización de importaciones la CEE parece favorable a una solución del tipo stabex, en materia de deuda exterior de los países más pobres del mundo (unos veinticinco en total), los dirigentes comunitarios se muestran reservados.

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