Falangistas congelados
Quisiéramos acogernos. a la hospitalidad de su periódico para que diera cabida a la denuncia de un hecho que, de otro modo, difícilmente podría llegar a conocimiento del público. Se trata de que somos el único grupo político que, al parecer, no tenemos derecho a ser legalizados en España, pero no en razón de «iIicitud penal» como en el caso de los partidos marxistas que ahora estudia el Tribunal Supremo, sino por otras causas más complicadas.Resulta que los representantes de «Falange Española (independiente)» fueron los primeros en presentar su documentación, el día 6 de julio de 1976, con ocasión del primer decreto-ley. Bajo el pretexto de que este nombre, al coincidir en la primera palabra, inducía a confusión con otro ya legalizado (el del grupo de Fernández-Cuesta), se deniega la inscripción y, sucesivamente, dos solicitudes más (Falange Joven Independiente y Frente de Falangistas Independientes). Sin embargo, cuatro meses más tarde se legalizan grupos de idéntico nombre, coincidentes entre sí no solo en una palabra; sino en cuatro y seis. v. gr. FE de las JONS (el grupo histórico y el hedillista) y PSOE (el grupo renovado y el histórico). La anterior solicitud de los falangistas independientes no ha sido devuelta y cuando se a acudido a reclamarla, tampoco ha sido entregada. En cuanto a la nueva solicitud, presentada de acuerdo con las normas del nuevo decreto-ley, el Ministerio de la Gobernación ni autoriza su inscripción, ni remite el expediente al Tribunal Supremo. Algo mucho más sutil: es retenida porque esnecesario subsanar ciertos «defectos formales»...
Esta anómala situación, de no ser legalizados ni rechazados desde hace ya ocho meses, no tiene base, jurídica alguna y pensamos presentar el oportuno recurso ante el Tribunal Supremo (sin embargo, al ser por el procedimiento ordinario -no tenemos la suerte de los comunistas-, puede tardar varios años).
No es ninguna casualidad que el ministro, el subsecretario y el director general de Política Interior en el Ministerio de la Gobernación (señores Martín Villa, Ortí Bordás y Sánchez de León, respectivamente), hoy encargados de administrar la legalidad y la democracia, fueran precisamente, y sucesivamente los dos primeros, delegados nacionales del SEU (y el tercero, jefe de Seminarios del Frente de Juventudes), en la época en que los promotores de FE (i) fundaban el FES, la única organización falangista que más atacaba y con mayor contundencia denunciaba en actos oficiales a las organizaciones del Movimiento y a sus protagonistas.
El propio señor Ortí Bordás tuvo, un enfrentamiento público con aquellos falangistas del FES, a los que calificó de «románticos demenciales» por reclamar una Falange fuera del Movimiento. Así pues, los protagonistas vuelven a encontrarse. Los antiguos jefes del SEU que vivían del Movimiento y lo defendían con uñas y dientes, cualquier intento democrático por parte de los estudiantes, son hoy, paradójicamente, los encargados de administrar la democracia.
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