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Violentos disturbios en La Laguna

La ciudad de La Laguna vivió en las últimas horas del lunes una tensa jornada de caos y vandalismo por la acción de numerosos comandos de estudiantes y obreros en paro que, utilizando la táctica de la guerrilla urbana, trajeron en jaque durante más de seis horas a más de doscientos policías, quienes, pese a estar dotados de un completo equipo de material antidisturbios, se vieron desbordados por la virulencia en los enfréntamientos con los manifestantes.

Aunque todavía es prematuro hacer un balance de losdaños, éstos se pueden calcular en más de diez millones de pesetas, ya que además de medio centenar de vehículos dañados y dos autobuses incendiados, resultó saqueada la oficina de empleo del SEAF-PPO. La planta baja de la Casa Sindical quedó casi destruida por un incendio y las lunás de los escaparates de diversos establecimientos bancarios y comerciales fueron rotas, así como destrozos en cabinas telefónicas, tubos de uralita que se estaban utilizando en las obras de conducción de agua, jardines, etcétera. Alrededor de las dos de la mañana se pudo restablecer la calma en la ciudad y, aparte de un número indeterminado de contusionados, hay que registrar once detenciones.Los disturbios comenzaron poco antes de las siete de la tarde, cuando una intena de obreros en paro decidieron encerrarse en la iglesia de Santo Domingo, repitiendo con ello la acción del pasado fin de semana en que igualmente se re cluyeron en la catedral, de la que salieron horas después. Esta vez los obreros iban decididos a resistir más tiempo en el interior del

templo, por lo cual clavaron las puertas de la iglesia con tablones procedentes de una obra cercana. En pasquines pegados por las calles de la Ciudad Universitaria se convocaba a la solidaridad y se hacía referencia al reciente acuerdo pesquero con Marruecos (3.500 millones de pesetas de empréstito) frente a la grave situación de desempleo que sufre el archipiélago (cerca de 50.000 parados).

A las siete comenzaron a repicar las campanas de Santo Domingo -durante dos horas sonaron sin cesar-, al tiempo que grupos de estudiantes se fueron concentrando en los alrededores de la iglesia. Cuando estaban realizando unas pintadas, hicieron su aparición las fuerzas de orden público, que intentaron dispersar a los manifestantes con balas de goma y diverso material arítidisturbios.

Eran casi las nueve de la noche cuando por fin la policía logró penetrar en la iglesia, forzando para ello la puerta de acceso a la sacristía. Los encerrados, al percatarse de su presencia, saltaron rápidamente por el tejado hacia el edificio del antiguo seminario, mientras arrojaban diversos objetos, desapareciendo poco después. La policía intentó perseguirlos porla calle de Molinos de Agua, pero al irrumpir por la de Santo Domingo un enorme contingente de personas, la mayoría estudiantes, les impidieron el paso con una auténtica lluvia de piedras, rompiendo las lámparas del alumbrado público y produciéndose violentos enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas del orden.

De noche ya,en medio de una pertinaz niebla, comandos incontrolados se expandieron por toda la ciudad, atravesando coches en medio de la calzada, tirando bidones de basura y destrozando todo cuanto encontraban a su paso. Los disparos de la policía no cesaban, oyéndose gritos de aquellas zonas donde las algaradas registraban mayor virulencia, y, según afirman testigos presenciales, los manifestantes extrajeron gasolina, de los depósitos de carburante de algunos automóviles aparcados, con la que llenaban botellas de vidrio para arrojarlas contra la policía. Al parecer, cinco policías sufrieron quemaduras leves.

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A medianoche las algaradas continuaban, y en la avenida de la Trinidad un comando incendió un autobús de transportes de Tenefife, que quedó totalmente destrozado. Asimismo, las oficinas de empleo del PPO fueron saqueadas, dejando inservible todo el mobiliario. En la calzada quedaron sillas, máquinas de escribir y documentos. También fue atacado el edificio de Sindicatos. Los manifestantes arrojaron al interior una botella de líquido inflamable, por lo que la planta baja del inmueble fue pasto de las llamas.

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