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Europa no tiene otra opción que la unidad

La configuración de dos zonas de desarrollo europeas, el carácter irreversible de su unificación y las enormes dificultades para vertebrar un horizonte político común a todos los países del continente, fueron expuestos ayer, en la segunda y última jornada del encuentro internacional Hacia donde va Europa, organizado por la Asociación para el Progreso de la Dirección.Charles Levinson, secretario general de la Federación Internacional de Organizaciones Sindicales de Trabajadores de la Química e Industrias Diversas: El factor dominante de nuestro tiempo es el crecimiento de la empresa multinacional, con sus consecuencias económicas y monetarias; especialmente, el predominio de las multinacionales está produciendo una profunda revisión a nivel estructural. Los efectos, que todo esto produce -inflación, payo, reconversión de las estructuras de trabajo- implican la aparición de nuevos centros de contrapoder.

Robert Van Schendel, secretario general del Movimiento Europeo. La crisis política y social de los distintos países europeos dificulta el horizonte común del continente. Para aventurar el porvenir de la idea de independencia y unidad de Europa, es preciso evaluar sus logros: reconciliación y paz entre sus pueblos, prosperidad jamás conocida y su erección en primera potencia comercial del mundo. Antes de abordar el paso inmediato para Europa, consistente en elegir mediante sufragio universal el Parlamento Europeo, debería retornarse al sistema mayoritario en la toma de decisiones, ya que el actual criterio dificulta la adopción de medidas colectivas, tales como la .unidad monetaria, cada vez más necesaria. La ampliación proyectada a los tres países mediterráneos es beneficiosa para la Comunidad, a pesar de la crisis por la que atraviesa, pero puede ser un acicate para que los ministros comunitarios se decidan a iniciar la reforma estructural que la CEE precisa. El peso de Europa en el mundo es tal, que debe acometerse urgentemente una política destinada a establecer su Gobierno propio como entidad, transformando la Comunidad en algo que se parezca, poco a poco, a los Estados Unidos de Europa.

Albertó Ullastres, ex ministro de Comercio y ex embajador de España ante la CEE: La debilidad económica y política de algunos países europeos frena, con criterios e intereses nacionalistas, el proceso de integración continental. Estas dificultades impiden llegar a una unificación monetaria, que no se puede alcanzar sin aunar previamente las políticas económicas básicas de los países miembros. Hay un riesgo cierto de que surjan dos zonas , europeas: la centro-nórdica, próspera y sin problemas, y la sur-occidental, con importantes incógnitas para el futuro y no menos dificultades coyunturales. En el centro, geográfica y estructuralmente, podemos colocar a Francia. No hay otra opción para Europa que la unión y a ésta debe llegarse superando los criterios nacionalistas y solventando las dificultades laborales y sindicales, más importantes que las políticas.

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