La sesión de clausura, un plebiscito para los líderes de la Alianaza

Concluyó la última jornada del congreso con la intervención del señor Fraga, que accedió al estrado entre vítores y gritos de: Con Fraga, el pueblo no naufraga, con todos los asistentes puestos en pie, comenzó su discurso exponiendo, entre las ideas que nos unen, la unidad nacional, en primer lugar. Reconoció la vitalidad social y cultural de las regiones, pero rechazó cualquier paso atrás, en cuanto a España, su unidad, su integración y su fortaleza.

Destacó después el imperio de la ley y el orden, asegurando que, en esto, Madrid no será nunca Praga. Pidió también una Administración seria, eficaz y ajena a toda sospecha de corrupción, que no aplace durante meses y meses cuestiones importantes e inaplazables, una política exterior y una política de defensa no dependientes de las presiones de los partidos nacionales e internacionales, y un Estado basado en la institución tradicional de la Monarquía, adaptada a las fórmulas constitucionales modernas.

Dijo después que no ha habido críticas al programa de AP, sino ataques personales, porque para muchos se plantea inhabilitar a los demás para instalarse ellos en el Poder, en lugar de dar soluciones a los problemas, y volvió a defender la obra de los años pasados como el mejor cimiento para seguir hacia adelante. Añadió que queremos que se termine la algarabía de las injurias al pasado, y defendió una profunda clarificación y el restablecimiento del principio de orden y de autoridad.

Habló después del avance constante del marxismo, y ofreció una alternativa de continuidad y futuro. Para definir claramente la alternativa de AP, dijo «no a los que no quieren ver el perfil más profundo del último medio siglo de vida española, a la disgregación de un patrimonio nacional secular, al colectivismo, al Partido Comunista, a la omisión ante las propias obligaciones, a las oligarquías de todo orden, a la disolución de valores morales importantes de la familia y del individuo, y a los valentones a sueldo, a los guerrilleros irresponsables que quieren evitar con su violencia pandillera que vayamos hacia la sociedad que la mayoría de los españoles desean».

Contrapuso un «sí a una sociedad libre y abierta, a los mecanismos económicos y sociales que la hacen posible, a la libertad de información, a la democracia, a la Monarquía, al reconocimiento de la personalidad de las regiones, a las transformaciones sociales en el marco. de una sociedad libre, a las garantías constitucionales, a Europa y a Iberoamérica».

«Pero, y sobre todo -agregó- un sí rotundo a España.» Tras invocar repetidamente el nombre de España y su unidad, afirmó que «ese es nuestro único compromiso y, para mejor servirlo, os pedimos ya vuestro voto, vuestro sacrificio y vuestro esfuerzo. »

Discursos de los otros dirigentes

Con anterioridad al discruso de Fraga, Enrique Thomas de Carranza -presidente de Unión Social Popular- afirmó que el electorado es, en su mayoría, potencialmente de Alianza Popular, aunque las elecciones no van a ser una noble contienda. Agregó que tendrán que luchar contra muchas cosas, entre ellas una gran parte de la prensa, «cuyo tono general es protestatario, rupturista y negativo, su tendencia mayoritaria disolvente e izquierdista ». Dijo también que el Gobierno difícilmente será neutral.

A continuación pintó una situación poco menos que catastrófica en todos los órdenes, y le opuso las banderas de los valores del espíritu, la unidad nacional, el repudio de las injerencias extranjeras, paz social y el desarrollo económico.

Cruz Martínez Esteruelas -presidente de Unión del Pueblo Español- insistió en la superación de los problemas que ahora tiene planteada España a través de una política de libertad creadora y desde la empresa privada, para avanzar en la reforma y la justicia, «porque quienes no admiten la reforma, tendrán la revolución ».

Insistió en el valor que Alianza Popular concede a la libertad de empresa y a la economía de mercado, y dijo también que no habrá una reforma fiscal válida sin un esfuerzo serio para conocer las bases fiscales.

López Rodó: no al comunismo

Habló a continuación el líder de Acción Regional, Laureano López Rodó, quien comenzó aclarando que lo más significado que aporta su grupo a Alianza Popular es la afirmación del hecho regional para decir después que aquí no hay más nación que España, lo que puso al auditorio en pie, entre grandes aplausos.

Dedicó después un duro ataque al Partido Comunista, afirmando que tiene las manos manchadas de sangre, que es totalitario y que sus jerarcas son momias resucitadas. Atacó también la actitud vergonzosa del Gobierno al dejar la legalización del PCE en manos del Tribunal Supremo. Terminó culpando a la inflación de la situación económica y pidió como remedio una política estabilizadora.

El presidente de Unión Nacional Española, Gonzalo Fernández de la Mora, negó primero los rumores insidiosos de disensiones en Alianza Popular y atacó a RTVE por haber salido en ella la Oposicion.

Pasó después revista al panorama político español, que resumió en socialismo, centrismo y Alianza Popular. Invalido el socialismo, por estar dominado por el PSOE, partido rotunda, monolítica y ortodoxamente marxista, y rechazó a los llamados centristas, por ser un posible puente para el marxismo.

Federico Silva, líder de Acción Democrática Española, hizo el discurso más espectacular y levantó los mayores aplausos. Después de defender una política española independiente de los manejos de los Estados Unidos y la URSS, atacó al eurocomunismo, en el que dijo que creería cuando hubiera partidos políticos y elecciones libres en los países del Este. En cuanto al Mercado Común, afirmó que las dificultades para la integración de España en él son meramente económicos, y rechazó la CEE, «si piensa que España es sólo lechugas y vino».

El presidente de Democracia Social, Licinio de la Fuente, defendió el carácter reformista y progresivo de AP, en los temas sociales, y afirmó que los objetivos sociales serán posibles si trabajamos con seriedad y responsabilidad. Se mostró partidario también de la independencia del sindicalismo respecto a los partidos políticos.

Después de la intervención del señor Fraga, que habló el último, el presidente del congreso, José María Ruiz Gallardón, declaró clausuradas las reuniones.