El Gobierno intentó negociar la liberación de Oriol
El Gobierno llevó a cabo varios intentos de negociación con los secuestradores de los señores Oriol y Villaescusa, según ha trascendido hoy. A mediados del mes de enero, personalidades representantes del Gabinete se dirigieron a algunos, medio! de difusión solicitando su colaboración para tratar de entablar un contacto con los GRAPO a fin de negociar la puesta en libertad de los secuestrados. Estos deseos de negociar podrían compararse a los que en los primeros días del secuestro del señor Oriol quisieron llevarse a cabo, fundamentalmente a través de un grupo de abogados. En esa ocasión los secuestradores indicaron repetidas veces que no querían dinero. Cuantas veces los redactores de EL PAIS o los abogados trataron de decirles, en sus llamadas telefónicas a nuestra redacción que era posible negociar con el Gobierno, se negaron al diálogo. Parece que las autoridades habrían estado dispuestas a garantizar en aquella ocasión un salvoconducto para los terroristas a cambio de la libertad de Oriol.A mediados de enero se trató otra vez de hacer saber a los GRAPO que el Gobierno creía posible negociar. Se ignora si se llegó a algún contacto válido, aunque todos los indicios al respecto resultan negativos. Posteriormente sucedió el asesinato de Arturo Ruiz y la matanza de abogados en Atocha.
El día último de enero se hacía cargo de la investigación el comisario Roberto Conesa, jefe superior de Policía de Valencia y anterior dirigente de la Brigada Político-Social, hoy extinguida.
Once días después se llevaba a cabo la liberación de los dos secuestrados, con total indemnidad ,de éstos y de los secuestradores. En .las dos operaciones de rescate no se produjeron situaciones de violencia, salvo un disparo fortuitamente escapado del arma de un policía, según precisó en su día la nota oficial.
Varios periódicos españoles y extranjeros se hicieron eco de las dudas que provocó el doble secuestro, sus instigadores últimos y su solución final. Aunque en la mayor parte de los medios informativos prevalece hoy la impresión de que los GRAPO son, efectivamente, un grupúsculo activista de extrema izquierda marginal, no se descarta la posibilidad de que su organización hubiera sido infiltrada por algún elemento de distinto signo, que manipulara al grupo en esta ocasión.
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