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Francia y la URSS, decididas a reforzar su cooperación

Francia expulsó el 12 de febrero a un diplomático soviético de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, Ciencia y Cultura (UNESCO), con sede en París, acusado de espionaje.

Vladimir Rybachenko, de 36 años, miembro de la sección científica de la Unesco, fue sorprendido por el servicio de contra-espionaje, el día 10 de febrero, cuando se apoderaba de unos documentos altamente secretos, acerca de los sistemas de computadoras estudiados por el Ministerio Francés de Defensa.

La embajada soviética en París no ha realizado comentario alguno al respecto. Ayer, sin embargo, el Ministerio soviético de Asuntos Exteriores se dirigió a la embajada francesa en Moscú, por medio de una nota verbal, para condenar los actos de agresión cometidos la se mana pasada, en la capital francesa, contra la oficina de la compañía aérea de la URSS, Aeroflot. El viernes, el embajador soviético en Paris, fue recibido durante una hora en el palacio del Elíseo por el presidente Valery Giscard d'Estaing.

Esta entrevista fue solicitada por el embajador, Stepan Tchervonenko. En el curso de la misma hizo entrega al presidente francés de una carta del secretario general del Partido Comunista de la URSS, Leonidas Brejnev, en la cual el líder soviético confirma su visita oficial a Francia, para finales del primer semestre del año en curso

El embajador de la URSS y el presidente galo mantuvieron una conversación de una hora. El embajador aseguró a la prensa que en el transcurso de la misma no habían tratado el problema de los disidentes. Por el contrario, la cuestión de los acuerdos de Helsinki fue ampliamente tratada. En la carta que el señor Brejnev le escribió al señor Giscard d'Estaing, el primero parecía positivamente impresionado por la política de Francia en el período más reciente, sobre todo en aquello que concierne a las relaciones franco-soviéticas. El embajador soviético añadió que el alto nivel alcanzado por la cooperación entre los dos países, no sólo debía mantenerse, sino que progresará, aunque sean necesarios esfuerzos por ambas partes.

El embajador soviético se quejó del espacio excesivo que dedica la prensa francesa al problema de la contestación en la URSS. En su opinión, la prensa cumpliría mejor con su deber si favoreciera el reforzamiento de la confianza entre los pueblos, en vez de crear dificultades. Ayer, los comentarios franceses subrayaban que la carta del señor Brejnev, redactada en un tono cor dial, y la visita del embajador al Elíseo, también cordial, coincidían con un momento en el que se acentuaban las divergencias americano-soviéticas en el dominio de los derechos humanos y en el de la interpretación de los acuerdos de Helsinki.

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