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La idea de una tregua política y economía va imponiéndose en Portugal

Tregua parece ser la palabra dominante del vocabulario político portugués del momento. Tregua política, preconizada por las formaciones políticas a la derecha del Gobierno, tregua social buscada por éste en sus enfrentamientos con los sindicatos. La ironía viene de que lo que se considera como medida de apaciguamiento en un sector es inmediatamente tachado de concesión en el otro.

Durante el fin de semana, los órganos supremos de¡ PSD (socialdemócrata) en Lisboa, y del CDS (centrista) en Oporto han hablado de estabilización política con objetivos idénticos, pero en términos nítidamente diferentes. Para Sa Carneiro es necesaria una acentuación del carácter presidencialista del régimen portugués. Para Freitas do Amaral, el apaciguamiento político, necesario para concentrar los esfuerzos en superar la crisis económica, pasa por un pacto concertado entre los partidos. Ambos partidos tienen en común el apoyo a la opción europeista, la exclusión de los comunistas, la exigencia de medidas urgentes y enérgicas de intervención económica.

Pero el Gobierno es consciente de la dificultad de relanzar la economía sin la participación activa de los productores. De ahí su perplejidad en cuanto a la táctica a seguir en el plano social. La comisión nacional del Partido Socialista no ha elaborado el fin de semana, contrariamente a lo anunciado, ningún documento doctrinado en materia sindical. Maldonado Genelha, a menudo apuntado como sucesor de Marcelo Curto en el Ministerio del Trabajo, se ha limitado a una exposición histórica sobre el movimiento sindical portugués.

El Gobierno tiene que sortear los conflictos concretos y esto le obliga a más pragmatismo.

La huelga de los pescadores se eterniza, con perjuicios importantes para el abastecimiento. El decreto de movilización de los trabajadores de la Marina mercante no ha surtido efectos concretos. Las autoridades afirman que el tráfico es normal en todos los puertos, mientras los sindicatos mantienen su negativa de horas extraordinarias, aunque con tantas excepciones que los efectos del movimiento son poco visibles.

El Ministerio de Gobernación se ha apuntado un tanto evitando hoy la huelga de los funcionario! públicos; a cambio de la promesa de atender sus principales reivindicaciones, los funcionarios han accedido a limitar su jornada de lucha a asambleas fuera de las horas laborales.

En los textiles. sigue el conflicto, pero se negocia activamente en este y otros sectores que tienen contratos colectivos pendientes: construcción Civil y electricistas.

El decreto-ley fijando un techo del 15% para los aumentos salariales, recientemente promulgado, parece destinado a encuadrar el proyecto de pacto social que ha comenzado a ser distribuido a las organizaciones de trabajadores (sindicatos y comisiones) y cuya discusión el Gobierno parece decidido a acelerar al máximo.

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